La nostalgia es un sello ardiente

Como siempre, Natalia Litvinova me conmueve y me remueve por dentro, la lectura de sus poemas hace que afloren en mí sentimientos distintos, preciosos, que no suelen salir así como así del corazón.

Sus poemas sobre las demás mujeres, sobre su relación con ellas, siempre me han gustado mucho. En este poemario los hay a montones: vínculos entre amigas pero también entre desconocidas cuando resulta necesario, la relación con su abuela a la que nunca ha querido dejar marchar, y por supuesto con su madre. Relaciones que crean vínculos entre ellas, a veces estrechos, otras ligeros. Pero estos vínculos son los que nos hacen a veces seguir adelante, disfrutar de la vida e intentar no hundirnos en problemas.

Lo que diferencia este de otros poemarios de la autora es que en él podemos encontrar unos cuantos poemas dedicados a su amiga de la infancia, Catalina. Natalia y Catalina vivieron una gran cantidad de experiencias, tanto positivas como negativas, pero siempre juntas.

La unión entre mujeres es un tema muy recurrente en sus poemas. En este poemario podemos encontrar algunos que tratan este tema entre mujeres desconocidas pero que unidas se hacen más fuertes. También esa unión con Catalina desde bien pequeñas hizo que Natalia se sentiera más fuerte, incluso de adulta cuando ya no tenían ninguna relación. Y es que aunque las separe el tiempo, el océano o incluso el idioma, ellas siempre van a sentir ese vínculo.

El sentimiento de sororidad que recorre el poemario incita a practicarla en tu entorno, a agradecer y cuidar esos vínculos con las mujeres de tu alrededor. Porque cada mujer de tu vida es aporta algo positivo, y eso es algo muy importante, tanto en los buenos como en los malos momentos.

Un libro emotivo y diferente, que nos demuestra que las mujeres no tenemos que competir entre nosotras, sino colaborar para sentirnos unidas y más fuertes.