La bruja del oeste se ha muerto

"La bruja del oeste se ha muerto" es una novela juvenil escrita por Kaho Nashiki. Aunque está pensada para niños de unos trece años en adelante, es una historia apta para todos los públicos. Incluso me atrevería a decir que, por el tema que trata, es una novela que también puede ayudar a un adulto en varios sentidos.

"La bruja del oeste se ha muerto" es una de las novelas juveniles más populares de Japón, que ha recibido los premios AWC New Talent Award, Shogakukan Children's Publication Culture Award y Niimi Nankichi Children's Literature Award.

La muerte siempre es un tema un tanto tabú, sobre todo para los niños. En muchas circunstancias se quedan al margen, ya que se les intenta "proteger". Pero conforme los niños van teniendo una edad, es necesario explicárselo y, sobre todo, que tengan ayuda a la hora de asimilarlo o poderlo superar, ya que es inevitable que se tengan que enfrentar a ello.

Kaho Nashiki trata el tema de una manera directa, pero con mucho tacto para los niños. Mai, de tan solo trece años, es la protagonista. Todo cambia para ella el día que su madre acude a recogerla del colegio y le dice que la bruja del oeste, como Mai llama a su abuela, ha muerto. Durante las tres horas de trayecto a casa de la abuela, Mai revive el mes que pasó hace un par de años viviendo con su abuela, cuando descubrió que era una auténtica bruja.

Pero Kaho Nashiki no se centra solo en la muerte, sino que la historia de Mai servirá también para que los lectores tengan ayuda a la hora de aceptarse, superar las diferencias y aprender a valorar lo que realmente importa.

Mai acabó viviendo con su abuela porque no quería ir al colegio. Su madre se contentó con decir que "era una niña difícil", y en ningún momento le preguntó qué le pasaba. Por el contrario, su abuela tampoco le preguntó, pero era como si supiera en todo momento lo que Mai pensaba y necesitaba. de esa manera, su abuela le va enseñando el valor de la naturaleza, de vivir despacio, de disfrutar, pero sobre todo, de conectar con uno mismo. En una sociedad cada vez más inmersa en pantallas, en la que se quiere inmediatez, es importante no perder de vista otros conceptos, como sentarse en un campo a escuchar los pájaros, ver las flores y sentir la brisa en la cara; o el sabor de unas verduras recién cogidas del huerto.

Con el paso de los días, es Mai la que acaba contando a su abuela lo que le ocurre, algo que para ella supone una liberación y un antes y un después en su vida.

"La bruja del oeste se ha muerto" contiene un montón de reflexiones, de las que gusta leer despacio e intentar hacerlas propias. Los lectores, tengan la edad que tengan, se sentirán identificados en más de una situación, porque el hecho de no sentirse parte de algo no es sólo cosa de niños.

La abuela de Mai es un personaje que me ha encantado, entrañable y a la que, con tan pocas páginas, he logrado coger mucho cariño. Su muerte me ha dolido como si fuera la propia Mai. El mensaje que el autor transmite al lector a través de su muerte, y también posteriormente con la historia de Blackie, es muy bonito, sobre todo para que los niños lo comprendan y se puedan sentir acompañados por esas personas más allá de su muerte, ya que esta no es el final de todo.

Al margen de estas ideas para los adultos, el autor también transmite la relación padres/hijos, y cómo esta puede influir en los niños. Creo que es importante que los niños se sientan comprendidos y arropados, y que haya esa confianza para que cuenten lo que les ocurre, pero también en el caso de los padres, saber cuándo es necesario preguntar y no obviarlo como hace la madre de Mai.

En resumen, "La bruja del oeste se ha muerto" es una novela juvenil pero apta para todas las edades y que merece la pena leer. Es de esas historias que enamoran y que dan ganas de leer con el paso del tiempo.
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