Nani, la protagonista de esta novela gráfica, es una joven que se encuentra frustrada sexualmente, además de estar experimentando un miedo a no ser buena madre mientras lidia con esos primeros meses de la maternidad y con pequeños ataques de ira debido a los machismos encubiertos, a sus sueños húmedos y a ese deseo sexual no resuelto que la invade cada día. Nani, el alter ego de la autora, nos muestra, sin tapujos, un aspecto de la vida que es básico: el deseo sexual. Pero va más allá: nos habla de cómo vemos el sexo fuera de la pareja, de los estereotipos y de cómo romantizamos la idea sexual. Además, el feminismo es clave a lo largo de la historia, donde vemos cómo la protagonista experimenta fuera de la pareja, por insatisfacción y cómo se lidia con el deseo en diferentes etapas de la vida. Ese deseo que surge de manera espontánea. Sin tabúes, la autora refleja aspectos de la realidad que cualquier mujer ha podido experimentar a lo largo de su vida, todo llevado con un humor irreverente y descarado, directo y que arranca carcajadas a su paso. Sumergirme en las páginas de esta novela gráfica ha sido una experiencia hilarante. He disfrutado mucho con el personaje de Nani, que sufre ese deseo sexual tan real y que decide experimentar, a pesar de todas las locuras que se le pasan por la cabeza: desde una tendencia a la hipocondría, pensando que va a morirse hasta su obsesión con la lactancia. Nani es de esas mujeres que no te dejan indiferente, y con la que disfrutarás de un viaje por su realidad, la realidad de una madre primeriza llena de dudas y con un apetito sexual intenso, que no la deja ni dormir tranquila, mientras tiene que tratar con los dramas modernos. Sin duda, ha sido una trama atípica, pero original e interesante y les recomiendo que, si quieren conocer a esta protagonista tan auténtica, no duden en darle una oportunidad. Vale la pena conocer su punto de vista sobre el deseo. |