El castillo de arena )

Una hermosa novela, de las primeras escritas por la autora, cuyo protagonista es el amor, mejor dicho, el enamoramiento, ese sentimiento que nubla la razón y deja al enamorado indefenso, inmune a las críticas, la decencia (curiosa costumbre social), o el decoro. No es de extrañar el título, también se habría podido llamar castillo de naipes, en realidad ambos son efímeros, como también lo es el amor, el enamoramiento.
Mor, profesor en la cuarentena, está casado con Nan, y tiene dos hijos, Felicity y Donald. Su matrimonio, a esas alturas de la vida, está basado en la fuerza de la resistencia, la rutina y las convenciones sociales. Ya no existe deseo, complicidad, ternura, y mucho menos pasión, pero siguen casados, reciben visitas, toman el te con el resto de profesores, se van de vacaciones a Dorset, participan en la misa del colegio...todo de lo más normal. Mor aguanta las descalificaciones y bromas de pésimo gusto de su mujer, Nan tan sólo recibe indiferencia. Mor es extremadamente racional, frío, apenas tiene trato con Donald, y la opinión que le merecen ambos hijos es demoledoramente sincera, tal vez cruel. Mor nunca miente, cumple las reglas establecidas, los horarios, vegeta por su vida y la de su familia sin gracia, sin alegría, sin amor...hasta que hace su aparición Rain Carter, una joven pintora contratada por el colegio para realizar el retrato del anciano director. La aparición de esta belleza extranjera pondrá la vida de todos ellos patas arriba, hasta el punto que Mor, enamorado hasta las trancas, exhausto, ebrio de felicidad, se ve obligado a mentir...y mucho. Lo que empieza como infantil malentendido, acaba por convertirse en un drama para toda la familia de Mor, incluidos los hijos, protagonistas indiscutibles de los acontecimientos posteriores.
Me siento profundamente enamorada (si, yo también) de la ingeniosa literatura de esta mujer, cuyos argumentos siempre tocan elementos esenciales de la condición humana con refinamiento e ironía, dejando entrever su formación filosófica. Una deliciosa lectura, muy acorde a las descripciones de tardes de te en la campiña inglesa.