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«Shhh, no sufras tanto, que es poco decoroso sufrir demasiado. Eso es para la gente de condición baja, y tú serás vizconde algún día» ¡Ainsss, cómo me gustan los personajes malos, malísimos, y hasta los tontos malos! Empiezo a pensar que tengo un serio problema con los villanos, me gustan más que los buenos, y es que dan tanto juego que me quedo fascinada de su destreza, maldad y sus frases lapidarias. Me encanta esa maldad deliberada que ejercen a lo largo de la novela Cornelia y su esposo, don Isidro, me gusta el villano de medio pelo, más bien a rastrado por su abuelo a ese final, Amil, me leí dos veces la conversación de Amil e Isidro, «tú de socio nada», esa vuelta de tortilla. En algunas novelas me he decepcionado al ver que el malo solo era un tipo poco resuelto, por eso cuando te encuentras un matrimonio tan bien resuelto, yo disfruto. Y como siempre os traigo una curiosidad de esas que no tienen precio, según un estudio muy reciente, los villanos atraen a personas con idénticos rasgos psicológicos. Podéis leer el artículo en la revista Psychological Science. «Hay hija no lo pongas difícil. Qué más da uno que otro, al final tendrás que casarte» Más cosas que me han sorprendido, conocía los contratos matrimoniales, pero me sorprendió muchísimo lo de casarse sin consentimientos, la dote privativa, el contrato que le hacen a Basi y su regalo envenenado. Este hilo de la trama me fascinó. |
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