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Si vuestra madre desapareciera en extrañas circunstancias... ¿sospecharíais que vuestro padre, ese que tanto amáis, tiene algo que ver? Joy y Stan parecen ser el matrimonio perfecto: tienen cuatro hijos adultos, sanos e independientes; cero problemas económicos; y la tan ansiada jubilación después de haber dedicado su vida al tenis, deporte que ambos aman. Un buen día, y sin motivo aparente, Joy desaparece sin dejar rastro. Stan parece no preocuparse y sus hijos, en un principio, tampoco. Su madre antes de irse les envió el mismo SMS a todos, aunque este era inteligible. Tras unos días, dos de sus hijos deciden denunciar la desaparición y no queda otra que indagar en la situación matrimonial de Joy y Stan. Lo que poco a poco se va descubriendo no deja en buen lugar a Stan y sus hijos se dividen: dos de ellos creen que su padre no tiene nada que ver; los otros dos sospechan que su madre está muerta y su padre ha sido la mano ejecutora. No cabe ni una sola duda de que esta autora sabe perfectamente cómo enganchar a sus lectores. Desde el principio la trama atrae y los personajes están tan bien definidos que es imposible no empatizar con unos y estar en desacuerdo con otros. El final era uno de los probables, pero no por ello predecible. Todo encaja a la perfección y la escritora va dejando caer pistas certeras pero tan corrientes que es probable que la mayoría de los lectores, como yo, ni siquiera se fije en ellas hasta que se descubre todo el pastel. Novela súper recomendable si buscáis una lectura que os atrape, desconecte u os ayude a salir de un bloqueo lecto. |
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