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El lector a domicilio es una amena y grata novela con suficientes ingredientes para asegurar una lectura entretenida. La variedad de personajes y situaciones, más las numerosas referencias a obras literarias mantienen en todo momento el interés del lector, esperando el desenlace de las diversas subtramas que se van generando. Eduardo es el protagonista principal, sabremos que ha sido condenado a realizar trabajos comunitarios durante un año y retirada del carnet de conducir, después de haber provocado un accidente del que no se ofrecen más detalles. Por mediación del padre Clark (buen amigo de su hermana Ofelia), se le ofrece la posibilidad de conmutar la condena realizando lecturas a domicilio en lugar de las habituales tareas de limpieza de retretes en hospitales o reclusorios. Dentro de este programa tendrá que realizar visitas a siete domicilios con sus correspondientes lecturas, en las que iremos conociendo las obras seleccionadas, con especial mención a la obra de la poeta mexicana Isabel Fraire y destacando su poema "Tu piel". La acción transcurre en un lugar del que no se especifica el nombre pero se señala repetidas veces como "la ciudad de la eterna primavera" y esto más alguna mención de lugares visitados más la ayuda de un buscador, nos da las pistas para llegar hasta Cuernavaca (México), la ciudad con más albercas del mundo. A nuestro obligado lector le irán surgiendo diversas complicaciones, unas relacionadas con su fría y despersonalizada manera de realizar las lecturas y otras de carácter más personal debidas a la enfermedad terminal de su padre y los problemas para mantener en pie la mueblería que este regentaba. No faltan las menciones al elevado índice de criminalidad de la ciudad y en particular aparecen unos individuos encargándose del cobro de una tarifa mensual para "garantizar" una supuesta protección. La prosa no ofrece mayores complicaciones, es sencilla y simple, pero cumple con su cometido de proporcionar una obra dinámica y amena, para mi gusto con un final un tanto forzado pero eso ya es una interpretación muy personal 🙂. |
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