 |
Nos encontramos ante una obra de no ficción donde la autora, a modo de diario, escribe sus reflexiones del día a día contándonos su amor por el jardín que tiene su casa y lo que disfruta planificando que plantará y como diseñarlo. A su vez critica los estándares de la sociedad de su época y el papel que tiene la mujer en esta sociedad. Es un libro breve cuyo inicio me pareció bastante lento ya que se trata más de una sucesión de descripciones de plantas, flores y árboles y como va organizando su jardín. Sin embargo, una vez superadas estas páginas el relato se vuelve más interesante. Elizabeth no escribe todos los días, lo hace de forma esporádica. Algo que me ha llamado la atención es que a su familia no la nombre por sus nombres reales. Cuando aparece su marido es el Hombre Airado y a sus hijas las nombre según el mes de su nacimiento. Ella misma se cataloga como excéntrica ya que no hace lo que se supone que tiene que hacer una mujer de su posición en su época. Ella solo quiere estar en su jardín con sus flores y sus plantas mientras lee un libro o escribe en su diario. No quiere ocuparse de las tareas que tendría que hacer. Además, en varios ocasiones critica precisamente como trata la sociedad a la mujer y hace mención de algunas normas y leyes de lo más absurdas pero que eran reales en el momento, como por ejemplo: que las mujeres no podían subir a la planta de arriba de los omnibuses y tranvías porque al usar las escaleras los que están debajo podrían echar un vistazo a las medias que cubrían sus tobillos. Un sin sentido. |
>
