Sí, era dramática a más no poder. Sí, su optimismo rozaba lo psicótico. Sí, no podía parar de hablar y eso la volvía insoportable. Pero no puedo negar que Anne nos enseñó un millón de cosas buenas, como a encontrarle el lado bello a las cosas simples, así como también la humildad, el amor incondicional y el valor de la amistad. Y por supuesto, muchas cosas más. Hubo muchos momentos emotivos, frustrantes, tristes y cómicos. Debo admitir que Anne se ganó un lugar en mi lista de personajes favoritos. |