La mujer sin nombre

Cuando a la directora teatral Noelia Cid le encargan estrenar una obra perdida decide documentarse sobre su autor. Sin embargo, mientras se adentra en su investigación, se encuentra con un misterio que lleva más de un siglo sin resolver. Y como si un camino de miguitas de pan siguiera, Noelia va descubriendo la historia de una escritora con un nombre, pero al que renuncia para adoptar el de su marido en aras de que su obra llegue a más público.

Y así, para la historia, María de la O Lejárraga pasó a ser Gregorio Martínez Sierra.

Nacida en 1874, María es una joven maestra que más tarde se convierte en una de las mejores dramaturgas españolas del siglo xx con más de 90 obras entre novela, teatro, zarzuela, ópera, poesía, prosa, ensayo, guion y traducción. Gran amiga de Juan Ramón Jiménez y Manuel de Falla, muchas de las composiciones de este último llevan su letra. Y hasta Garci tiene una película basada en una obra suya.

Pero Vanessa Monfort también nos trae a la María feminista, una mujer que luchó por el sufragio femenino, la ley del divorcio o fundó proyectos pioneros para los derechos y las libertades de la mujer. Sin olvidar la María política que llegó a ser Diputada durante la II República. Y, por último, conoceremos a la María exiliada sin retorno: primero en Francia, donde vivió de primera mano la II Guerra Mundial, más tarde en EEUU, México y finalmente en Argentina, donde falleció a punto de cumplir 100 años.

Y si os parece poco lo que fue esta mujer, me he dejado por el camino a la María viajera, a la María traductora y muchas otras Marías. María será la mujer que perdió su nombre, pero fue la mujer de las 1000 facetas.

Personalmente, no me ha convencido el estilo de Vanessa Monfort, aun así, tengo que reconocer que me ha gustado la novela, especialmente por el grandísimo trabajo que ha hecho la autora para trasladarnos a aquellos años, la denominada Edad de Plata de la cultura española, y para traernos la vida de esta mujer tan excepcional.