Es difícil resumir una novela de casi quinientas páginas en pocas palabras, pero una vez más, Vanessa Montfort ha sabido crear una compleja estructura de personajes variados y muy humanos, en un ambiente fácilmente reconocible para los coetáneos de los protagonistas, una trama que entrelaza pasado y presente ayudando a comprender el arco dramático de cada uno de los seres que componen el puzzle, con toques de humor (sobre todo, gracias a la maravillosa Fiera) que permiten respirar en medio de tanto drama, con un toque de misterio que servirá como desencadenante de todo lo demás y que no se desvelará hasta el final. Una historia que habla de la verdadera amistad, de las turbulentas relaciones entre madres e hijos, de amor, de dolor, de sanación, de solidaridad, de vejez, etcétera. Me llevo a un regusto final cálido y esperanzador, además de muchos temas para la reflexión. |