Galaxia de colores: Mundo de luces

Siempre he considerado que Alba Montero Jodra es increíblemente generosa con sus lectores en tanto en cuanto sentimentalmente se nos desnuda de una manera integral y, precisamente por ello, es tan fácil empatizar con unos sentimientos expresados de forma transparente. En sus libros de prosa poética nos ha mostrado siempre, a través de una pluma bellísima, su camino vital y sus emociones de una manera descarnada que llega al alma. En “Galaxia de colores. Mundo de luces” habla ante todo del amor, pero no del amor en abstracto sino de su experiencia concreta con su actual pareja.

De esta manera, en poco más de cien páginas, la autora nos traslada una serie de composiciones (todas ellas tituladas) y de reflexiones breves que forman una auténtica celebración del amor que se tienen siendo, así, un regalo para la propia pareja, pero por supuesto también para nosotros los lectores. Debo destacar un elemento que ya aparecía en su anterior libro y son precisamente estas reflexiones de aproximadamente dos líneas, de especial belleza y que se asemejan a haikus. La obra además es todo un viaje a través de su amor, desde los comienzos hasta la consolidación de una relación, algo con lo que nos podemos sentir identificados y, además, considero que tiene mucho mérito el expresar con toda esa intensidad unos sentimientos verdaderos que llegan de manera certera a la sensibilidad de quien los lee.

Considero que también nos hace partícipes de un viaje de autodescubrimiento, de aceptación personal y felicidad que, aunque compartida, también es la de una propia persona que evoluciona internamente al hilo de esos sentimientos. Reconozco que me encanta además la concepción del amor de la escritora como algo eterno, debate poco fructífero en el que a veces nos vemos envueltos (yo coincido completamente con la visión del libro). También he reconocido una evolución cada vez mayor de Alba en cuanto a la calidad de su escritura y la madurez de sus versos, siempre es una maravilla poder seguir su producción literaria. Sus metáforas cada vez son más elaboradas, en este caso aludiendo en especial a los símiles astronómicos y a toda la grandeza y variedad de la galaxia para expresar la inconmensurabilidad de ese sentimiento que nos traslada de la delicada manera a la que ya nos tiene acostumbrados.