Solemos creer que la intimidad es la privacidad: lo que hacemos mientras no nos ven y lo que nos avergonzaría que nos vieran. Todos tenemos nuestros secretos y esa parte de la vida a la que no dejamos entrar a nadie. Pero eso no es intimidad: intimidad es lo que nos hace ser, tropezar, equivocarnos, desear lo que no nos gusta, estar insatisfechos, aguantar la tristeza o la pareja, buscar soluciones a lo que no lo tiene. La intimidad duele. O puede ser hermosa, como este libro de Roca Moncayo. |