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Este libro de Klaus Modick llegó a mí tras la lectura de “Estar aquí es espléndido” (Marie Darrieusseq) acerca de Paula M. Becker. En él se hacía referencia a la comunidad de artistas que emergió en Worpswede, una localidad cercana a la ciudad alemana de Bremen. Esta novela, basada en informaciones obtenidos de cartas y de diarios, se articula en base al cuadro “Sommerabend”, del pintor Heinrich Vogeler, que actúa como hilo conductor de los hechos que se relatan, desde su concepción misma hasta su exposición, si bien no de modo cronológico. El pintor actúa a modo de narrador, por tanto conocemos sobre todo sus percepciones y opiniones acerca de cuanto aconteció desde el momento en que se constituyó esta colonia de artistas (fundada por Fritz Mackensen, Hans am Ende y Otto Modersohn -marido de Paula M. Becker). A esta comunidad se une en un momento determinado el poeta Rainer María Rilke, quien entabla amistad con Vogeler, si bien no sale demasiado bien parado. Retratado como un personaje ególatra e interesado, su participación en el tejido social de dicha comunidad tuvo consecuencias importantes. Varias de sus composiciones aparecen a lo largo del libro y sirven de recurso narrativo. La visión de Rilke acerca de las mujeres artistas (Paula Becker y Clara Westhoff, con quien terminaría casándose) resulta de lo más desagradable (por ejemplo, ellas no aparecen mencionadas en el libro que escribió acerca de esta comunidad): “muchachas, los poetas son quienes de vosotras aprenden a decir lo solas que estáis”. Con afirmaciones como esta aún sorprende la amistad entre P. Becker y R.M. Rilke… Lo más interesante, en mi opinión, de este libro es el acercamiento al proceso creativo del pintor y la inmersión en una comunidad en la que las relaciones personales y las influencias artísticas son notables. No esperaba que Rilke tuviera tanta presencia en la historia o que Paula Becker apareciera tan poco (oh, mis expectativas), pero es muy interesante poder acceder a esta construcción de la bohemia de esta comunidad, y el conocimiento de el papel de los distintos agentes, incluidos los marchantes de arte. El proceso creativo, reflejado en su complejidad, es una de las partes más valiosas del libro, siempre teñido de las dudas y decisiones del artista, en relación a los acontecimientos que lo rodearon. |
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