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En esta novela ácida, Nancy Mitford critica el cinismo y la superficialidad presentes en el seguimiento de las convenciones, planteando cuestiones de fondo acerca de la sociedad aristocrática inglesa en una sátira muy bien construida, ligera y entretenida. El relato se centra principalmente en el matrimonio y en los motivos sobre los que debe fundamentarse; sobre ello pivotan prácticamente todas las interacciones, que además incluyen algunos discusiones políticas (ecos de la revolución rusa) y comentarios mordaces sobre las condiciones de vida de la nobleza inglesa (y lo que le quedaba de vida). El tono agudo e irónico se proyecta principalmente sobre las patéticas vidas de una aristocracia preocupada por sí misma y por el mantenimiento de su burbuja al margen de una realidad, la del período entreguerras (el libro es de 1932). Los personajes, excéntricos y frívolos, están perfectamente esbozados; sus personalidades y motivaciones se vislumbran con claridad gracias a sus propias declaraciones y acciones, que transmiten un profundo vacío. El tono socarrón de la escritora adorna la lectura en todo momento. La guinda del pudin son las ilustraciones de Jacobo Muñiz tienen un aire british ideal y caracterizan los personajes a la perfección, transmitiendo asimismo la idea de constituir una marioneta dentro de ese establishment. |
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