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No suelo poner cinco estrellas, pero hay obras que te llegan y te llenan, que se escribieron con maestría y "Un perfecto equilibrio" es una de ellas. Libro desconocido para mí, como su autor, pero que he disfrutado y es de esos que se tarda en digerir, porque no se olvida, siempre queda algo dentro de uno mismo. Historia de distintos personajes en la India, por cierto, país que me llama entre poco y nada la atención y que después de leído el libro me sigue llamando lo mismo, pero he descubierto una ¿sociedad? injusta, corrupta, dónde las castas son inamovibles y la novela deja un sabor nada agradable a pobreza, dolor, alegría dentro de una tristeza infinita, hambre, suciedad, locura y mil cosas más, pero rodeado todo de los aromas de té y especias cuando aparece la cocina. Sabía que la sociedad indú no era la mejor, pero no es clasificable, me rebela la injusticia que hay, pero más me rebela la mansedumbre de los oprimidos, quizá porque no hay solución y la rebeldía sólo trae más dolor. Esperaba que apareciera en la novela el "superhéroe", el que arregla la injusticia, pero esta novela es tan buena que no aparece, porque es la vida real. Es una obra sin esperanza, maravillosa y triste, pero hay que quedarse con que es maravillosa. Los personajes son como lo que nos encontramos en la vida real, todo son egoístas, con vicios y pocas virtudes (el tema de los políticos no me apetece tocarlo), y aunque haya amistad, el tiempo todo lo cura o nos hace inmunes, que creo que es más correcto. Cada uno es distinto y se mueve dentro de los parámetros marcados por la sociedad y, aunque parece que salen de éstos, siempre vence la sociedad, es más fuerte. Quien quiera conocer la historia reciente de la India, esta es la novela indicada, pero, ojo, que es dura. Pocas veces algo con tanta suciedad, pobreza y dolor me pudo parecer tan bueno. |
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