Rozamos ya la excelencia con una saga "guerra de bandas" en la que Miller se atreve a dejar a Daredevil como secundario y centrarse en profundizar en un enemigo que siempre va un paso por delante, aúna fuerza bruta con inteligencia, y que acaba de perder lo único que lo ataba a la humanidad: Kingpin. Diálogos brutales, dibujos en los que Miller despliega ya todo su verdadero carácter, y una serie que ha pasado de ser prescindible a convertirse en mítica, en tan solo 10 números desde que este joven autor se atreviera a llevarla en solitario. Una barbaridad que hay que leer sí o sí, y que inspiró claramente el tono de la serie DD que se emitió hace dos o tres años escasos. |