Club Inhibiciones

Esta obra es diferente a lo que nos ofrece habitualmente la autora ya que, en esta ocasión, nos alejamos del romance histórico para irnos a Valencia en la época actual. Vamos a ser testigos de las aventuras de cuatro amigas muy diferentes, tanto en forma de ser como en edad. Se conocieron gracias a un club de lectura, y será otro club, en este caso uno destinado a disfrutar del sexo sin inhibiciones, el nexo común en las divertidas, y tórridas, vivencias de nuestras chicas.

La novela está compuesta por cuatro relatos independientes, pero totalmente conectados unos a otros y que van en orden cronológico, excepto los dos últimos que suceden a la vez.

Clara Pascal es una agente inmobiliaria de casi treinta años que acaba de romper con su novio. La muchacha tiene las cosas muy claras y eso me gusta mucho. Acaba de cerrar la venta de una villa de lujo a Maksim Dimitrof, un imponente ruso, serio y trajeado que le ofrece una tarjeta que le abrirá las puertas de un exclusivo club sexual. Cuando días más tarde Maksim le recrimina no haber utilizado la tarjeta, ella está en compañía de Paula, su mejor amiga, a quien el ruso ofrece otra tarjeta de acceso.

Paula Ferrol tiene treinta y cuatro años, es viuda, madre de un adolescente y propietaria de un afamado restaurante. Es dominante, mal hablada y dispone de un surtido harén de chicos de usar y tirar.

Tania de la Cruz tiene treinta años y se casó virgen a los veinte. Tras diez años de matrimonio su marido le pide el divorcio, por teléfono, y es que lleva ya un año en una relación paralela que solo desconocía la sufrida esposa. La joven está perdida y confundida, y Paula cree que llevarla al club, y dejarla en manos de Maksim, es lo que su amiga necesita para descubrir lo que se ha perdido tras diez años de monogamia.

Nuria Ruiz tiene veinticinco años y es la más joven del grupo, además de ser la prima de Tania. A pesar de su juventud es una reputada artista y restauradora de arte. de familia rica, y con dinero propio, habitualmente trajes de marca y conduce un caro automóvil, pero en ocasiones viste de forma un tanto bohemia, y una visita al club con esa indumentaria generará un relato muy divertido.

Maksim Dimitrof tiene treinta y un años y es el propietario del club, aunque ese es un dato que pocos conocen. Es muy atractivo y no ve necesidad de atarse a ninguna mujer, aunque son pocas las que se le resisten. Dominante y algo prepotente está convencido de poder descubrir las necesidades de las mujeres de un solo vistazo, y una larga lista de mujeres satisfechas parecen darle la razón. Pero es probable que el propietario del club descubra que, quizás, haya perdido ese sexto sentido.

También conoceremos a un agente inmobiliario que trabaja con Clara, al mejor amigo del difunto marido de Paula, a un médico compañero del exmarido de Tania y a dos extraños hermanos que fueron a la universidad con Nuria.

Aunque la autora lo ha dividido en cuatro partes es en realidad un libro completo ya que hay un orden cronológico y todo está relacionado entre sí. Y es interesante el dato de que las chicas están leyendo las novelas de los hermanos Bridgerton en su club de lectura.

La novela es muy divertida. Las chicas son muy especiales y eso da lugar a situaciones caóticas e hilarantes, aunque frustrantes para cierto personaje. Pero estamos ante un romance erótico, así que vamos a encontrar mucho sexo además de amor. La ventaja es que al ser tan diferentes las protagonistas las historias que protagonizan también lo son, y eso permite que no nos cansemos de las escenas eróticas.

Aunque la narración es en tercera persona, la autora pone el foco al principio de cada relato en la protagonista femenina, para luego mostrar el punto de vista masculino y pasar luego a una visión más general. La única excepción es el último relato que lo abre nuestro prepotente ruso, pero eso tiene su razón de ser.

Me ha gustado mucho el libro y me lo he pasado genial con la lectura. El ritmo es rápido y engancha sin remedio, pero hay tiempo para conocer a los diferentes protagonistas y entender los motivos de sus variopintas formas de ser. Por supuesto tenemos nuestra buena ración de celos y malentendidos, ya que las confusiones suelen estar presentes en las obras de la autora, y es algo que consigue entretener y mantener enganchado al lector.

La incursión en el romance erótico actual le ha salido bien a la autora. Ha sabido mezclar las dosis de los diferentes géneros para crear una historia romántica, tórrida y divertida. Os animo a conocer esta nueva faceta de Verónica Mengual.