Ay, después de unos cuantos libros del autor que me aburrían muchísimo, vuelve el Mendoza que hace que se me olviden las penas. Pero con lo que más disfruto es con ese lenguaje que hace que mis neuronas tengan que trabajar a tope para asimilar esas palabras que prácticamente ya tenemos en desuso. Gracias, Mendoza... gracias por luchar para que nuestro idioma siga manteniendo su riqueza |