El Sueño del Boticario: ¿Podría un sueño anticipar uno de los descubrimientos más fascinantes de la historia?

La imaginación es nuestra inteligencia
En 1577 un joven universitario acude a Florencia para asistir a una conferencia. A su llegada al hostal le dan la mejor habitación, desde su ventana tiene la vista de toda la ciudad y del cielo que la cubre. Después de conversar con la dueña sobre un antiguo huésped, un boticario que desapareció misteriosamente, el joven encontrará su diario en su habitación. Comienza El sueño del boticario.
Lo primero que tengo que decir es que es una novela que me ha llegado al alma. No tiene nada que ver con mi vida ni con que me pase algo, sino simplemente que la historia por cómo está narrada ha hecho que sienta nostalgia de algo que no he vivido. Y es que algo así les sucede a sus personajes.
La novela trata, en primera instancia, sobre la lectura y pseudo-investigación que realiza el estudiante sobre el autor del diario, el boticario. Sin embargo, tanto del presente como del ausente trata temas que nos envolverán creando una atmósfera de sentimientos que reconocemos como nuestros. La idea de «lo que pudo ser», de cuál es nuestra elección correcta, la nostalgia y la ausencia, o la vida y cómo progresa, se plantean en la novela para que tanto el estudiante como el lector reflexionen sobre qué es el conocimiento y la sabiduría.
Sobre todo, se hará hincapié en cómo, a veces, por el ansia de conocimiento o la abstracción no nos percatamos de aquello que nos rodea, obviando la sociedad, lo oscuro que puede crearse en nosotros y lo sentimientos que provocamos en los demás.
A medida que el estudiante va leyendo los escritos del boticario, iremos descubriendo la vida de un anciano que, ante no tener nada, observa el mundo al detalle para no perderse, efectivamente nada. Tanto es así que descubre una nueva estrella.
La lección que me ha enseñado a mí el boticario según se va desarrollando su historia (de la que no os cuento más para no hacer spoiler) es que la razón puede ser una herramienta de conocimiento, pero sin imaginación no es más que un mero descriptor del mundo.
La elegancia de la pausa
Así, poco a poco, la historia avanzando, con un lenguaje adecuado para la época que se nos narra, pero liviano, sutil y fluido. de esta manera pasamos la páginas de la novela sin darnos cuenta y es que el estilo de la autora nos ayuda a tomarnos ese tiempo que se necesita para asimilar el mundo que nos rodea.
Por otra parte, los personajes me han encantado, si bien, quizá hay uno que me perturba un poco. Todos ellos tienen una apariencia para los demás que siguen las sutilezas de la educación y sus vivencias, pero detrás contienen preocupaciones y anhelos que se destilan de sus actos y reacciones. Además, la lectura social de la época sobre todo en cuanto a lo que atañe a la juventud y su futuro, viene representada gracias al personaje del estudiante y de Cósimo, el hijo de la dueña del hostal. Representan ambos el éxito y el fracaso, y sobre todo el anhelo de saber si se efectuó una elección adecuada.
Por otra parte, el personaje del boticario nos conmoverá tanto como nos agobiará. El representa la nostalgia en la novela, pero no es la añoranza por alguien, sino por una idea, un concepto y la concreción de saber que se está en lo cierto.
Un sueño celeste
En definitiva, El sueño del boticario nos ofrece una lectura en donde los sentimientos de los personajes y el lector se funden para poder entender el mundo. Porque la añoranza la vivimos todos y cuando miramos las estrellas no podemos evitar acordarnos de alguien o de algo. Además, la imaginación, que de pequeños nos daba tanto saber, tiene que seguir cuando somos mayores para poder enfrentar aquello que nos llegue y para lo que la razón, bajo ningún concepto, está preparada. Espero que os guste.

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