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“La conjura del Valle de los Reyes” es una historia real contada de forma novelesca, todos los hechos históricos que se citan en esta ingeniosa novela de Luis Melgar son reales al igual que los personajes, pero la ficción y la imaginación del autor se encargan de rellenar más de una situación e interacción. Historia y ficción van de la mano relatándonos lo que sucedió durante la búsqueda y descubrimiento de la última morada del joven Faraón Tutankamón. No solo se descubrió una tumba, sino a un Faraón, antes de este hallazgo, Tutankamón era considerado un Faraón menor, con muy poca documentación sobre su corta existencia, Melgar nos relata el descubrimiento del egipcio más importante del mundo (1923) y lo que sucedió antes y después... A Lord Carnarvon, quinto conde de Carnarvon, entusiasta de la egiptología le presentan en una fiesta a Howard Carter, reputado arqueólogo, ingles de cuna, pero egipcio de corazón, quien víctima de una serie de desafortunados acontecimientos se encuentra desempleado y con deseos de poner en práctica su más ambicioso sueño: el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, el Faraón que terminó con años de monoteísmo y restableció Tebas como capital. Lord Carnarvon contagiado por el espíritu aventurero Carter y otros motivos menos científicos, se embarca en la aventura más importante de su vida, años de relación entre patrón y empleado forjan una amistad y compañerismo entrañable que a su vez tiene un impacto no poco despreciable en el hogar de los Carnarvon, su círculo cercano y el destino de dos naciones. Las peripecias de estos dos hombres ambiciosos en busca de gloria y grandeza van conjugadas de un trasfondo político y social, vivimos los conflictos existentes en los años veinte entre Inglaterra y Egipto, los anhelos y luchas de una colonia por lograr la independencia del Imperio, por liberarse de la humillación, el control económico y político al que esta sometido, por otra parte una Inglaterra reaccionando ante la imposibilidad de mantener el sometimiento de Egipto, una Europa en los albores del fascismo y la influencia que va suscitando. Si queremos algo explosivo, la mesa está servida. “Toro victorioso, nacido perfecto. Quien con perfecta justicia pacifica las Dos Tierras. Aquel que lleva las coronas, quien alegra a los dioses. El señor de las manifestaciones de Ra. Imagen viviente de Amón” son los cinco nombres sagrados del Faraón que cerca de 3.000 años después de su sepulcro enlazó su historia a la surte de este puñado de mortales. son los cinco nombres sagrados del Faraón que cerca de 3.000 años después de descubierto su sepulcro enlazó su historia a la surte de este puñado de mortales. |
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