La asistenta

Millie entra a trabajar al servicio de una familia adinerada, contratada por Nina, la señora de la casa. al principio todo va bien pero, poco a poco el comportamiento de Nina va cambiando y a Millie le preocupa que la puerta de su dormitorio solo puede cerrarse por fuera...

Con esta premisa nos adentramos en una historia que se viralizó en redes; y ver tantas opiniones positivas fue lo que me animó a salir de mi zona de confort pero, tristemente, ha acabado mal.

Se plantea cómo un thriller psicológico adictivo y ahí le tengo que dar la razón, en parte. Los capítulos se leen rápido y la autora los termina de forma que te anima a leer otro más. Ese es el motivo por el cuál no abandoné la lectura, y ese mérito hay que reconocérselo.

Pero la historia me decepcionó. Esperaba algo novedoso y que me dejara con la boca abierta y yo, personalmente, no lo he encontrado. El plot twist del que todo el mundo hablaba me lo vi venir, menos una cosa, que si me sorprendió, pero no como para dejarme sin palabras. Y, por otra parte, estaba leyendo y teniendo la sensación de que estaba viendo una película de sábado-tarde, de esas que el título no tiene nada que ver con lo que pone en realidad. Leía con un regusto de decepción.

Además, me da la sensación de que la sinopsis vendía una cosa totalmente distinta a lo que me encontré al leerlo, no sé, no ha sido lo que esperaba para nada.

Al final, es bueno salir de la zona de confort, pero eso no siempre acaba bien, y éste ha sido mi caso. Como dije antes, entiendo que se hable bien de él, porque la forma de terminar los capítulos atrapa, pero el grueso de la trama se me ha quedado en nada.