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Muchas veces leo libros por casualidad, como resultado de la búsqueda específica de algún libro para un reto, que es lo que me ha pasado con este libro, escogido para un reto en el que se debía leer un libro con un final feliz, y que te dejara buenos sentimientos. Solo encontraba novelas románticas, que es un género que no me gusta mucho, hasta que encontré este. Me llamó mucho la atención la sinopsis, hasta el punto de preguntarme que habría hecho yo si estuviera en el lugar del protagonista. Monty, el protagonista, ha vivido casi siempre en casa de su abuelo, pese a que este es un hombre rico; Monty no dispone de dinero a su nombre, por lo que al terminar sus estudios, se pone a trabajar y se traslada a vivir en una habitación alquilada. A pesar de esto, es feliz; tiene a sus amigos, su trabajo, y una cierta tranquilidad económica... hasta que recibe la noticia de la muerte se su abuelo y que es el heredero de un millón de dólares. Ese mismo día, tras el fallecimiento de un tío al que apenas conocía, se entera de que también heredará su fortuna: casi 7 millones; pero con la condición de que en un año no puede tener a su nombre nada relacionado con el abuelo, al que no soportaba por una rencilla familiar. Y aquí empieza realmente el meollo del libro: debe deshacerse del millón, pero sin regalarlo, ni donarlo, ni en apuestas,.... se lo debe gastar y mantener el secreto!! Monty intenta hacerlo por todos los medios que se le ocurren: fiestas majestuosas, largos viajes, regalos impresionantes,... Mientras lo hace, el autor nos describe la vida en sociedad de la clase alta neoyorquina a principios del siglo XX, con algunas referencias a la clase media. No es un libro que haga en ningún momento crítica social, sino más bien un libro de entretenimiento, con algunas situaciones comprometidas, diálogos ágiles. Recomendable para pasar el rato sin tener que pensar demasiado. |
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