Seb Damon 3 14

El arranque de esta novela puede producir un cortocircuito al lector desprevenido a pesar de las advertencias iniciales del autor. Seb Damon, un ex-policía expulsado del cuerpo y sin un Token en el bolsillo, malvive como puede mientras le llega su primer caso como detective privado. Él mismo nos cuenta su historia con un lenguaje chulesco y malsonante, un cariz misógino que repele durante un par de páginas, y un tono irónico propio de un mestizaje entre el cine negro de los 50 y el personaje interpretado por Bruce Willis en ‘el último boy scout'. Todo esto resulta un contrapunto absoluto con el escenario propuesto: la ciudad lunar de Ilarki. Y sin embargo, funciona.

Este extraño injerto de cine negro en piel de ciencia ficción contiene cada tópico necesario: un crimen atroz, unos malvados despiadados, una irresistible “femme fatale”, un amigo fiel (Kurt) y una compañera ingeniosa, atractiva e inteligente (Bianca). La historia que cuenta es dura, de elevada crudeza verbal y descriptiva, plagada de violencia y sexo explícito (muy divertido, por cierto)... y el resultado, contra todo pronóstico, es adictivo para un lector que mantendrá una sonrisa indeleble hasta la última página.

En cuanto a la ambientación, una ciudad lunar en un futuro cercano, está un poco desaprovechada. El autor tiene muy claro el escenario, los orígenes y el modo de vida de las gentes de Ilarki, pero dosifica la información al máximo para que el decorado no eclipse a la trama; no logra el clímax claustrofóbico esperable y que podría haber potenciado la narración, aunque es cierto que a medida que avanza la historia y va soltando migajas de información sobre el entorno de los protagonistas, ese sabor agridulce se disipa y como regalo, al final del libro, incluye unas breves notas acerca de todos estos temas. También es de agradecer la aparición de expresiones y frases hechas que sólo podrían ser dichas por un Selenita lo que confiere más credibilidad al conjunto.

Estamos por tanto ante un vehículo de entretenimiento notable cuyo mayor mérito es la falta de pretenciosidad. No busca giros argumentales ni sorpresas en la trama, tampoco deslumbrar con una obra de Ciencia Ficción pura repleta de visiones ingeniosas, ni huye de las referencias cinematográficas aunque no las cite (yo no pude dejar de recordar ”Días extraños” por una idea de esta película a la que McCoy recurre obteniendo un magnífico rendimiento).

Lo que el autor pretende es que vivamos y disfrutemos la aventura de Damon, y con su prosa ágil y divertida logra que en un relato tan duro, incluso salvaje por momentos, salgamos indemnes de las mayores atrocidades.

Dicho todo esto sólo queda recomendar a tod@s aquell@s que quieran comprobar cómo es posible trasladar el aire viciado del cine negro clásico a la roca lunar y constatar que incluso en una sociedad recién nacida allí es imposible dejar atrás la degradación y la mugre del comportamiento humano, se atrevan a caminar por las calles del barrio de Check junto a Seb Damon.
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