La larga espera del ángel: 769

Venecia, últimos días del mes de mayo de 1594, Jacobo Robusti, el Tintoretto, yace moribundo en su cama consumido por la fiebre. Entre la lucidez y el delirio el pintor rememora su vida, marcada por su pasión por la pintura, su problemática relación con los círculos artísticos venecianos y su complicada vida familiar. Así, el lector va a conocer como el oficio de su padre, tintorero que trabajaba la seda, le va a servir de sobrenombre: Tintoretto. Su difícil relación con el gran Tiziano, con el que tuvo que competir algunas veces. Su ansia por conseguir grandes encargos por los beneficios que ello producía y que le permitía mantener su numerosa familia. A partir de 1566 le llegarían esos grandes encargos del gobierno veneciano, al elegirlo para crear la decoración del Palacio Ducal.

El pintor rememora también su relación complicada con su prolífica familia. Tintoretto tuvo nueve hijos, siendo Marietta, hija ilegítima nacida de una relación con una prostituta alemana antes de su matrimonio, su preferida. Con Marietta va a mantener una relación tan intensa como ambigua, rozando a veces, la sensualidad. Marietta se convirtió en una talentosa pintora y supuso para el maestro su principal apoyo. Murió cuatro años antes que el pintor, quien sufrió enormemente su pérdida. La larga espera del ángel de la muerte llegó para Jacobo Robusti, el Tintoretto el día 31 de mayo de 1594, el decimoquinto día de fiebre.

“La larga espera del ángel” es una digna e interesante novela histórica con una base biográfica real. Muy bien documentada, en ella viviremos la Venecia del siglo XVI. La novela es un extenso y bello monólogo del pintor, pero es, a la vez, una novela que reivindica el papel de la mujer en el arte del Renacimiento. Es, por ello, también una novela feminista.

“La larga espera del ángel” entretiene y enseña a la vez. Una interesante lectura. Por supuesto.