Ara no miris

La belleza resplandeciente de Venecia bañada por las aguas que lucen la ciudad bajo el sol, se llena de oscuridad, misterio y un espíritu decadente cuando la luz del día se desvanece y las callejuelas estrechas y tenebrosas se imponen. Venecia, una ciudad que da el juego perfecto para llenarla de misterios y transmitir inquietud al lector. Y eso Daphne lo hace muy bien.

Con una creación atmosférica excelente, dosis de misterio y giros inesperados la autora logra despistar al lector, o al menos a mí, que no suelo leer novela negra.

Una pareja viaja a Venecia para reponerse de la reciente pérdida de su hija. En el restaurante donde comen conocen a dos señoras gemelas bastante enigmáticas, que les aseguran haber visto el fantasma de su querida hija sonreír a su lado. El misterio está servido.

El protagonista se convierte en un narrador poco fiable y lo que nos parecía de una forma acaba siendo de otra. Pero los elementos fantasmagóricos resultan poco creíbles y quitan verosimilitud a la tragedia. Este aspecto me ha resultado poco logrado, aunque la capacidad de Daphne para tener al lector sin poder levantar un ojo de las páginas, que pasan sin dejar descanso, hace que resulte una historia atrapante y divertida, ideal para leer en verano.

El hecho de tratarse de un relato de pocas páginas hace difícil conseguir que todo lo que se plantea funcione, pero aunque pueda resultar precipitado, lo cierra con un sorprendente final que me ha gustado.

Un pequeño placer para saborear una pequeña dosis del estilo de esta autora en un relato bastante bueno, aunque no se pueda comparar con sus novelas. Recomendable para pasar un rato entretenido.