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No es fácil escribir una reseña de este libro si esperáis que la trama, como en tantos y tantos libros, sea lo importante de esta novela. Tiene que ver, sí, pero lo fascinante de esta historia no es la historia en sí, sino como está escrita y lo que te transmiten su líneas. Therese, es una mujer infeliz y solitaria acusada de haber envenenado a su marido, cosa que sí hizo, pero que se ve absuelta porque Bernard, su propio esposo testifica en su favor temiendo que el "qué dirán" afectara a la reputación de su familia. Así que si ya empezamos hablando de un envenenamiento, podéis haceros una idea de lo que viene después. O no, porque como os digo, la trama está bien y es el inicio de la buena historia, pero los pensamientos, las soledades, lo lúgubre de la lectura, los paisajes pueblerinos tan bien descritos... es lo más importante, a mi modo de ver, de este magnífico libro que si bien es muy cortito (155 páginas) da mucho de sí. La atmósfera que se respira en esta novela es oscura e imposible de respirar a todo pulmón porque el aire está contaminado. No consiste en tener o no empatía por la protagonista, porque lo pone difícil, simplemente comprender o intentar entender el porqué actúa como actúa metiéndote en los pensamientos más sombríos de su mente y el contexto familiar y social que es lo que verdaderamente la oprime. Como comenté al principio, es difícil reseñar este tipo de novelas. Yo por lo menos lo he intentado simplemente para que os entren ganas de leerla y compartáis vuestras propias impresiones. |
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