Votos en contra

Me cuesta muchísimo explicar con palabras la montaña rusa emocional que supone leer las novelas de David Martínez Álvarez.
Con su primera novela, descubrí que sí soy capaz de disfrutar del humor leyendo un libro, tan solo necesitaba encontrar la clase de humor apropiado para mí.
Con esta nueva novela, además de sonreír, dejar escapar alguna carcajada y encenderme con según qué reivindicaciones sociales, también he llorado desconsoladamente hasta quedarme con un agradable poso de ternura y agradecimiento.
Seguiría leyendo páginas y más páginas sobre Lea, Estrella, Inocencio, Oliver y compañía. Personajes tan cercanos, complejos y únicos que se cuelan en los corazoncitos ajenos sin problema alguno.
¡Ay, qué mezcla de tristeza y gratitud tan extraña al terminar esta joyita!