Memoria del frío

Me ha dejado rota. Hacía mucho que no lloraba tantas veces con un libro. He experimentado muchas emociones mientras leía… enfado, rabia, asco, miedo… pero también he sentido mucho amor, ternura, he cogido cariño a esas mujeres, presas políticas con las ideas claras. Luchando, batallando, rebeldía pura, sentido de la justicia. Por un país mejor, sin dictaduras ni caudillos, ni crímenes , ni cunetas llenas de fusilados. Perdieron amigos y amigas así. Despertados en mitad de la noche y asesinados al alba. Me lleno de ira con tan solo escribirlo.

Y entre toda esa masa gris, surge el amor, Manoli y Ángel… padres de Miguel Martínez del Arco. Escritor de este libro. Escribiendo a modo de novela la vida de sus padres. La vida de su madre: la mujer que más tiempo pasó en las cárceles franquistas. Entró como una muchacha de apenas 20 años. Salió con 40 años. Siempre rodeada de sus compañeras, amigas, cómo hermanas. de ellas también quiero hablar. Crearon una alianza, una unión a través de vínculos, de cuidados. Apoyos incondicionales. Más sororas que nunca. Posiblemente sin esos vínculos muchas de ellas no hubiesen aguantado los castigos y las torturas, el trato inhumano, la deshumanización de esas cárceles infectas de hambre, frío y piojos. Porque este libro vuelve a narrar lo que muchos otros y otras han denunciado ya: la sed de venganza, exterminio y daño de una dictadura que nunca debió existir. Hay un capítulo en especial que tras leerlo me quebró por dentro, por la dureza y la crueldad… no me esperaba algo así y a la vez no me sorprendía nada… si lo leéis entenderéis a qué me refiero, estoy segura.

Pienso que leer historias así debería ser algo así como asignatura pendiente de todos y todas. La historia de nuestro país, un episodio terrible, oscuro, feo. Conocer la verdad. Nombrarla, lo que se nombra existe, para no caer en los mismos errores y no honrar a los mismos años después.

Admiro a Manoli y a todas esas mujeres. Nada de mujeres en segundo plano. Estaban en primera línea, luchando sin respiro aún encarceladas. Las admiro con sus valentías y sus miedos. Más humanas que nunca.

No os lo diré en imperativo pero tenéis que leer este libro… os animo a ello.