 |
En un mercado literario plagado de novela negra y policial es complicado destacar, a menos que ya tengas cierto renombre dentro del género. Es por ello que una portada llamativa o una sinopsis impactante son las principales bazas a la hora de captar nuevos lectores, y “Una pieza de más” tiene ambas. Esa luz fría que envuelve una camilla en el interior de una sala de autopsias y una premisa de lo más original (en las autopsias generalmente hay piezas de menos, no de más 😅), son la estupenda carta de presentación de esta novela negra que cumple con creces con el objetivo principal que busco cuando comienzo una nueva lectura: entretener. La aparición de un cadáver en una fábrica abandonada del centro de Madrid desconcierta a la policía, al presentar una cicatriz que indica que ya se le ha realizado una autopsia. Pero la sorpresa será aun mayor cuando, al realizar la autopsia “oficial”, se descubra que el cuerpo tiene “una pieza de más”. Si ya de por sí las novelas policiales me gustan, si se centran en los aspectos forenses de la investigación, me rechiflan (no puedo ser imparcial, lo siento 🤣). Aquí, son esos misteriosos hallazgos en las autopsias, el motor de toda la historia. La historia logra mantener el nivel de tensión a lo largo de la misma, partiendo de un prometedor arranque (con las descripciones gráficas justas) que atrapa al lector desde las primeras páginas, navegando por una trama compleja pero bien ejecutada, hasta llegar a un final que guarda sorpresas hasta las últimas páginas. A lo largo de la lectura fui intuyendo por donde podían ir los tiros, pero me dije “no puede ser tan evidente, tiene que haber algo más”. No voy a decir si mi teoría era cierta o no, pero si hubo varios giros que dieron lugar a esa pieza de más que no encajaba en el puzzle que yo tenía en la cabeza, y que finalmente encontró su lugar con un giro final que, puede convencer más o menos, pero que ciertamente sorprende. Los personajes son de esos que van creciendo poco a poco dentro del lector. Bien caracterizados y con un buen arco de personaje, Mario Carrasco, Macarena Valverde o Quintana han venido para quedarse. Carrasco es la típica persona que, de conocerla en la vida real, te terminaría cargando por cansino, pero he de reconocer que me ha resultado entrañable, y el ejemplo perfecto de que “más moscas se cogen con miel que con hiel”. Macarena, la novata que llega a un equipo ya formado, muestra las dificultades a las que ha de enfrentarse uno cuando comienza en un sitio nuevo y no se lo ponen nada fácil. Y Quintana…ay Quintana! ¡¿Quién me iba a decir a mí que terminaría cogiéndole cariño?! Narración sencilla y clara para una historia que atrapa por su originalidad, con unos personajes bien desarrollados que espero ver nuevamente en otros casos. |
>
