Niños que muerden a perros

Niños que muerden a perros ante todo es un libro que no deja indiferente. Debo confesar mi reciente enamoramiento por las compilaciones de relatos y estoy muy agradecida a Masa Crítica por la oportunidad que me ha brindado de conocer esta obra en concreto. Si bien no había leído nada de Andreu Martín anteriormente, esta no será la última vez que lo haga ya que su maestría y dominio de la novela negra me han quedado patentes a través de la inmersión en cada relato.

Al tratarse precisamente de una compilación, es muy complicado establecer un hilo conductor, si bien es cierto que en mi opinión el relato de apertura es una elección magnífica puesto que una vez finalizado el libro, el protagonista de este primero pudiera tomar los rasgos de cada uno de los personajes que aparecen a lo largo de la novela. Por otro lado, todo el libro tiene un cierto aire vintage o retro, forma parte de otra época, quizás los años 80 o 90, algo que, sin tener que mencionarlo explícitamente queda claro a través del lenguaje de los personajes, la cuidada ambientación y una atmósfera que incluso en diez páginas, puede llegar a envolvernos y trasladarnos al escenario creado. Por otro lado, a pesar de tratarse de relatos breves, los personajes están bien construidos, en la mayoría de los casos con unas personalidades inquietantes que llegan a producirnos tensión y hasta malestar ante las dantescas situaciones que a menudo se suceden. Quizás precisamente porque, aunque en algunos casos llevadas al extremo, no nos son tan ajenas y nos evocan esa desagradable (pero meritoria en el caso de una ficción tan lograda) sensación de que pudieran llegar a darse fuera de las páginas del libro.

Por otra parte, y a pesar de lo dramático de las situaciones, no he podido dejar de identificar un humor negro subyacente, ácido pero totalmente acertado; el tipo de humor que genera el patetismo de acontecimientos precipitados por la casualidad, precariedad y otras variables recurrentes en los relatos. Además de ello, el autor nos invita a la reflexión sobre temas profundos como la complejidad de las relaciones humanas, los celos, la venganza, los vínculos que se establecen en esos colectivos que denominamos como marginales, etc. Son temas que, aunque encuadrados en esa retrospectiva, no dejan de estar de actualidad en ningún momento.

Para concluir se puede señalar que en muchas ocasiones las historias están tan bien construidas y forman un argumento tan sólido que dejan ganas de saber mucho más. Sin embargo, soy consciente de que de esa manera se perdería la magia del relato y de las sensaciones despertadas en tan pocas líneas. Es curioso cómo en pocas palabras se pueden suscitar cantidad emociones, y a veces tan opuestas, hasta el punto de incomodar al lector ante la imprevisibilidad del desenlace de cada historia. Es, en definitiva, una obra consistente que, si bien no tiene un único hilo conductor, pone de manifiesto una coherencia y un sello personal muy claro de la soberbia pluma de Andreu Martín.