Cada niña que murió

La novela comienza con la aparición del cuerpo de una niña desaparecida en el Desfiladero de Tornos (Burgos). La escena y las lesiones de la niñas hacen recordar a los cuerpos encontrados hace 5 años de dos niñas, lo que hace saltar todas las alarmas y el miedo de estar frente a un asesino en serie.
La inspectora que se encarga de este cargo es Carmen Pardo, una inspectora dedicada a su trabajo y que se involucra en cada uno de ellos completamente. Pero a Carmen le persiguen sus propios fantasmas que le rondarán a lo largo de toda la novela.
La novela va alternando en ciertas ocasiones una historia paralela ubicada en el pasado que aunque en principio (o más bien en la mayoría de la novela) no parece guardar mucha relación, finalmente la escritora consigue mimetizarla con la historia principal.
La prosa es ligera y amena. Marta sabe mantener la tensión en todo el momento y crear un ambiente adecuado para atrapar todavía más al lector. Además en muchas ocasiones consigue llevarte a diferentes rincones sin salida y despistarte respecto al verdadero culpable de la novela.
Los personajes me han resultado bastante interesantes y en general bien construidos.
El final es verdaderamente sorprendente pero quizás hay algún punto que a mi me ha chirriado un poco. Aún así resulta bastante interesante.
Debo decir que este no es el primer caso de esta inspectora pero se puede leer perfectamente sin haberte leído nada antes.