La existencia de un ser humano es una montaña rusa emocional; el descenso es algo necesario si queremos llegar tan alto como para alcanzar a ver lo que se esconde al otro lado de la montaña. En esas caídas a menudo renegamos de lo que nos acompañó siempre; puede que en el fondo culpemos a los demás de no haber podido salvarnos. Lo bueno de saber que esos momentos llegarán es comprende que tenemos recursos suficientes para sortearlos y que, aunque no sepamos dónde nos llevan nuestros pasos, lo importante es seguir caminando.
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