El aprendiz

Si en lugar de llamarse Ana María Matute, fuera su nombre Hans Maurice Matterson estaríamos hablando de un clásico de la literatura infantil.

Tanto que al escribir en el buscador de Google "Ana María Ma" lo primero que me sale es una futbolista.¿Su apellido? Markocic.

También es cierto que entre el zapatito de cristal y este aprendiz de escoba aún nos quedamos con el príncipe azul y su bodorrio, que aquí, en esta querida España si encontramos una moneda es para el barrendero. Así nos va.

Este pequeño cuento, por calidad literaria y por mensaje, está muy por encima de los pata negra de la BBC ( bodas, bautizos y comuniones) Disney, pero claro, fue escrito en castellano y por una mujer. (¡oh que gran demagogia la mía!)

La habilidad de convertir un hecho repetitivo, con diferentes personajes sin cansar no está al alcance de muchos, y además, la sensibilidad de la catalana convierte su texto en un poema disfrazado de narrativa.

Lleno de magia y bondad, nuestro virtuoso de la escoba dará una lección al más avaro comerciante, haciendo feliz a todo un pueblo y en especial al lector.

No hay más, no es necesario, la puesta en escena está libre de impurezas, hay novelas que quitando la paja, se quedan en menos, por no hablar de aquellas que solo tiene portada.

Es evidente que a este muchacho no le besará ningun príncipe o princesa, ni falta que le hace, con el tiempo todos nos convertimos en ranas.

¡¡Brillante Matutevic!! Como siempre.