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Una chica es asesinada de manera brutal, junto a ella, se encuentra quien a todas luces parece ser su asesino. Sin embargo, estando este en el calabozo, otro asesinato es perpetrado con el mismo 'modus operandi' y, junto al cadáver, aparece muerto también otro presunto culpable. Todos estos datos hacen pensar a los detectives Jeff Sanders y Dan Patterson que existe una mano negra detrás de todas estas muertes. Ambos policías se adentran en una investigación que les revelará datos realmente sorprendentes. Esta novela obtuvo el premio Eriginal Books 2017 y ha obtenido muy buenas críticas por parte de los lectores. Tal vez ello me haya hecho tener unas expectativas tan altas que, tras finalizar la lectura, no se han cumplido. Si bien la historia está bien hilada y la lectura es amena, hay ciertos componentes que no acaban de convencerme. Por ejemplo, la novela está escrita en primera persona por varios narradores, dependiendo de los capítulos, pero siempre son los protagonistas quienes adoptan el rol de narrador, lo que a veces hace que las escenas puedan resultar confusas. Por ello, cuando Jeff, un hombre de personalidad atormentada y con vocabulario bastante zafio en los diálogos, a la hora de narrarnos la historia, utiliza un lenguaje literario y con un vocabulario que en ocasiones roza lo poético, impropio de alguien que en su comunicación natural, supuestamente, utiliza vocabulario soez. Por otro lado, el desenlace y el culpable se adivinan demasiado pronto. Es una novela negra que refleja al atormentado Jeff a través de escenas algo prepotentes y con una conducta de 'típico macho'. No me han agradado las escenas de sexo ni que se utilice el morbo o los niños para hacer que la historia sea más impactante. No obstante, es una novela cortita que se lee muy rápido y que en ocasiones deja ver una calidad literaria que estoy convencida que el autor nos dejará ver por completo en las próximas entregas. |
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