Memorias de una ladrona

Memorias de una ladrona es la historia de una mujer semianalfabeta en la Italia que se perfile desde la Segunda Guerra Mundial hasta los años sesenta. La vida de Teresa Numa, basada en la de una mujer real a la que Dacia conoció en la prisión de Rebibbia en 1969, está narrada con un lenguaje pobre, sin florituras, propio de una mujer perteneciente al lumpen italiano. Porque es la misma Teresa quien, en primera persona, nos cuenta sus vicisitudes y, mientras avanzamos en la lectura, es como si tuviéramos delante a esa mujer menuda, de cincuenta años pero con cara de treintañera. La historia nos es presentada como una enumeración de pequeñas estafas y hurtos entre las que se intercalan las constantes búsquedas de lugares donde dormir y comida caliente que llevarse a la boca y las estancias en diversas cárceles del país y un manicomio.

Teresa sueña con la libertad, y nos lo expresa con un estilo directo, con pensamientos sin filtro nublados por el humo de los cigarrillos que fuma compulsivamente. La suya es la voz de lxs silenciadxs, de quienes, después de la Segunda Guerra Mundial, se vieron obligadxs a sobrevivir con actividades ilegales. Teresa despierta las simpatías de la lectora y también la compasión por las duras condiciones en las que debe vivir debido al momento histórico en el que nace y a su condición de mujer en una sociedad profundamente machista. La lectora oscila desde la necesidad de abrazarla para aliviar los abusos sufridos al deseo de zarandearla por sus actos irreflexivos. Pero siempre, siempre, la lectora desea que Teresa de alguna manera lo logre, que alcance esa libertad y estabilidad con la que sueña.

El de Maraini es un realismo tragicómico que desarma, salpicado de elementos típicos de la picaresca. Presenta a la protagonista desde el respeto y como una víctima de los hombres, de la familia, de la sociedad y del sistema. La vida de Teresa es la de muchas solteras de la postguerra italiana, la del abandono, de los ladrones y la prostitución.