Eileen Gray: Una casa bajo el sol

“Eileen Gray. Una casa bajo el sol”, por Charlotte Malterre-Barthes e ilustrada por Zosia Dzierżawska, nos traslada al sur de Francia de 1924. A orillas del mar y muy cerca de Mónaco es donde Eileen Gray decidió construir su residencia de verano para compartir con el que fuera su pareja, Jean Badovici. La E-1027, como se la conoce desde entonces, era pequeña pero eficiente: todo tenía su función. Gray diseñó todos los muebles y hasta el último detalle dándole una unidad y un sentido único al espacio como no se había hecho antes.

Eileen fue una mujer de su tiempo, una gran artista que mantuvo y buscó su propia independencia sin entrar a formar parte de ninguno de los grupos de artistas de su época. En esta novela gráfica editada por @alohaeditorial vemos cómo la joven Eileen consiguió hacerse un hueco en la sociedad parisina de los felices años 20.

Durante los años en que la pareja residió en la E-1027, recibió halagos y visitas de grandes artistas y amigos. Hasta el propio Le Corbusier estaba impresionado por el diseño de Gray, aunque insistía en que el espacio interior mejoraría con unos murales hechos por el propio arquitecto. Aunque la pareja se negó, durante unas vacaciones allí logró pintar ocho murales de colores estridentes que rompían con la estética de la casa, lo que provocó que, hasta muchos años después, se creyera erróneamente que la casa era obra de le Corbusier.

El nombre de Eileen Gray fue casi olvidado en la historia de la arquitectura hasta hace poco. A pesar de sus contribuciones al diseño y de ser la creadora de piezas icónicas y dueña de una tienda en París, vivió eclipsada por sus compañeros masculinos. Por suerte, actualmente la E-1027 está abierta al público y podemos visitar este fantástico hito de la arquitectura en el que, muy acertadamente, han eliminado los murales de le Corbusier para devolverle a la casa su esplendor original.
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