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Crítica de Noni


Noni
14 July 2021
Este mes de junio pasado moría la escritora y periodista, autora de este libro, Janet Malcolm. Los periódicos se llenaron de artículos ensalzando su "peculiar" modo de trabajar, su inestimable capacidad de observación, su acidez e ironía. En todos los artículos que leí nombraban este título y su ya famoso comienzo: "Todo periodista que no sea tan estúpido o engreído como para no ver la realidad sabe que lo que hace es moralmente indefendible". Imagino que a todo el mundo le entrarían unas ganas locas de leer un libro cuyo comienzo es tan demoledor, y...¿veraz? 'Pues eso es lo que me pasó a mí, y lo cierto es que su lectura mereció la pena.
La autora utiliza el juicio de MacDonald contra McGinniss, el uno presunto asesino de su mujer y sus dos hijas, el otro escritor que, tras una investigación detallada y personalizada del caso, publicó lo que se convirtió en un best-seller de la época, y que lejos de ofrecer una imagen positiva del protagonista, le definió como un psicópata, inmaduro, afeminado, entre otras lindezas.
De fondo la pregunta del millón: ¿el escritor se puede valer de cualquier método (y cuando se habla de "cualquier" método eso lo incluye todo) para escribir su libro? ¿Puede utilizar a las personas para recabar cierta información, imposible de conseguir de otro modo?
De ahí que Malcolm comience con esa legendaria frase, porque según ella, en periodismo todos y cada uno de los periodistas saben que harían lo necesario para conseguir información si eso supone llegar a la verdad. Pero... ¿existe una verdad absoluta? En el caso de un asesinato es de suponer que si...pues no.
Es un libro muy interesante, un trabajo de campo de la escritora que desmenuza el caso aportando toda la información disponible: conversaciones grabadas durante el juicio, documentación de los abogados, entrevistas a los protagonistas, incluyendo integrantes del jurado, periodistas que cubrieron el caso, y otros tantos escritores.
El análisis final es tremendamente negativo para la profesión periodística, o al menos para cierto tipo de profesionales para los que todo vale con tal de tener su exclusiva (esto me resulta tan familiar hoy en día) Hay frases demoledoras de la escritora que llegó a decir en alguna ocasión: "Los más pomposos hablan de libertad de expresión y del "derecho del público a saber"; los menos talentosos, de Arte; los más honrados, de que hay que ganarse la vida".
Al final, lo que realmente sorprende es que no interesa mucho si el presunto asesino cometió el crimen o no, sino la siniestra personalidad del periodista que, para escribir su libro, no duda en hacerse amigo íntimo de el, convive con el, con su equipo de defensa, en su casa, mantiene una relación epistolar con el durante cuatro largos años, incluso le llega a defender en público y... acaba condenándolo mediante una "novela" que le hace inmensamente rico.
Una historia apasionante, con personajes fascinantes, contada por una maestra del ensayo. Una última perla: "El hecho de que la persona entrevistada trate de manipular al periodista - y nadie está libre de cierta tendencia a manipular - no compensa los pecados del periodista contra el espíritu libertario".
¿Janet Malcolm odiaba o amaba su profesión? Debo confesar, tras leer el libro, que no tengo ni idea.
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