Que una novela corta se te haga pesada y larga es horrible pero, por desgracia, es lo que a mí me ha pasado con la lectura de Última Navidad en París. Encarna Magín nos presenta en este libro a una galerista que se enamora de un famoso pintor con el que colabora y con quien mantiene una aventura. Sin embargo, cuando Margot le confiesa sus sentimientos, descubre que no es correspondida y decide marcharse de la ciudad después de las Fiestas. No conocía a la autora antes de leer Última Navidad en París y una de las cosas que me ha costado más es acostumbrarme a su forma de narrar, ya que es demasiado formal. Por ello, la lectura me ha resultado farragosa y empatizar con la pareja protagonista misión imposible, y no ayuda nada el que Margot y Bruno estén todo el tiempo dando vueltas a lo mismo. Menos mal que Cloe —la socia y amiga de Margot— rebaja la formalidad y la tensión, dándole cierta chispa y un aire más fresco a la historia. El texto, para haber sido publicado por una editorial, tiene bastantes fallos. No solo erratas sino también errores de tipografía, con lo que la puntuación es más baja todavía. Una pena. |