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Jesús Maeso es de esos escritores a los que uno tiene que acudir de vez en cuando (cada vez que saque un libro) para sentirse dentro de una novela histórica. Jesús tiene la virtud de convertir sus libros en auténticas máquinas del tiempo, de conseguir que el lector salga de una lectura como si acabara de conocer de primera mano a sus personajes y por sentado adentrarnos en historias originales y poco conocidas. Teodora, la crisálida de Bizancio, lleva al lector a descubrir un Bizancio poco conocido o tratado en la literatura española. Es por ello que esta novela gana muchos más enteros porque nos descubre el Bizancio que la mayoría confunde con el imperio romano de occidente. Otra de las razones para dejarse sorprender por esta novela es su protagonista, la emperatriz Teodora, una mujer fascinante y a la que Jesús Maeso rinde homenaje y de la que a través de sus páginas descubriremos que era una mujer extraordinaria en muchos sentidos. de cuna humilde supo llegar a lo más alto y su obra tuvo una gran importancia para Bizancio. Maeso logra conjugar la historia real con la ficción (no es fácil lograr encontrar documentación o fuentes de esa época). La ficción juega un papel importante y para ello el autor utiliza a Flavio Aureliano Nasica, un eunuco de Gades que será quien acompañe a Teodora en la novela y sea él quien relata los entresijos de su vida. La novela de Jesús es una clase de historia magistral, docente sobresaliente que nos muestra sobre una ficción atractiva, destellos de la mentalidad de la época, la política y algunos de los momentos más destacados del momento. Me ha encantado descubrir, conocer más aún sobre Teodora, una mujer que hoy en día sería todo un ejemplo y un referente del empoderamiento de la mujer. Una novela que hace justicia a la figura, casi siempre olvidada por la historia, de una mujer que brillaba con luz propia en un mundo de hombres. |
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