Teodora, la crisálida de Bizancio

Teodora de Bizancio era para mí un personaje desconocido, que vivía en las brumas de mi memoria por aquel mosáico bizantino de San Vital en Rávena, que conocí gracias a las clases de Historia del Arte del instituto.
Una mujer que tuvo una ascensión al poder meteórica, pero después de haber vivido experiencias duras y nada envidiables en su infancia y adolescencia.
Hay numerosas referencias despectivas en la historia sobre ella...muy desagradables y misóginas, y gracias a este libro, por la voz de su eunuco principal y gran amigo, el autor intenta restaurar la memoria dañada de esta gran mujer que hizo mucho por Bizancio.
Con una prosa cuidada, envolvente, y con muchos términos látinos, el autor nos va atrapando en la historia de la crisálida que se convirtió en la mariposa con más poder del Imperio Romano de Oriente.
Una mujer que pasó por numerosas transformaciones emocionales y que consiguió ser corregente junto a su marido Justiniano, haciendo que se legislasen mejoras para las mujeres, por ejemplo: una que permitía que las mujeres fuesen propietarias y herederas, también intentó instaurar mejoras para la atención a la salud femenina y paliar las condiciones miserables de las prostitutas.
La narración en la voz del eunuco, aunque aduladora, deja también ver las partes menos claras del personaje, en una trama y diálogos que invitan a la reflexión.
El personaje del eunuco hispano Nasica (el narrador) me ha fascinado, y su dura historia me ha conmocionado y hecho ver la fragilidad de la infancia, la pesadilla en la que puede derivar tu vida por los actos de otros, y en la actitud que tu afrontes ante esa vida impuesta, un 10 para ese personaje que me ha gustado casi más que la emperatriz, que para mí ha seguido siendo un personaje lejano e inalcanzable.
Recomiendo mucho esta novela para conocer una parte de la historia no tan difundida en general, y que no deja de ser base de nuestro pasado histórico. Me ha encantado los guiños a numerosas ciudades hispanas, que en esos momentos estaban sumidos en un abandono y descontrol de poder absolutos, presa fácil para posteriores invasiones.