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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
07 June 2022
Y por fin puedo decir que he leído uno de mis eternos pendientes. Para cualquiera que me conozca mínimamente no es ningún secreto la obsesión que tengo desde que soy pequeña con la dinastía Tudor, concretamente por el reinado de Enrique VIII y las dramaticas existencias de sus seis esposas. de ahí que resulte un tanto sorprendente que haya tardado tanto en hincarle el diente a esta novela, la cual llevaba bastante tiempo cogiendo polvo en mi estantería. E esto ha tenido mucho que ver también que, una vez más, me ha dado por oír las canciones de él que creo que es uno de mis musicales preferidos de la vida “Six”, una obra en la que al son de canciones pop estas seis reinas se reivindican como mujeres de carne y hueso frente al papel que les dio la historia y el matrimonio. Además de todo esto, también ha sido mi primera toma de contacto con Ford Madox Ford, Un escritor que también tenía pendiente desde hace muchísimo tiempo, y que tiene algunas obras que me llaman mucho la atención. Y tengo que decir que después de esta lectura no tengo muchas dudas de que no vaya a ser la última vez que me topé de frente con este autor.

Publicada originalmente como una serie de tres entregas independientes , en “ La Quinta Reina” conoceremos una versión verídica, que no cien por cien veraz, del reinado de la antepenúltima esposa de Enrique VIII, Catalina Howard, desde que la joven conoce al rey hasta el amargo final de su matrimonio . Y digo lo de verídico pero no veraz, porque Ford Madox Ford se toma muchas licencias históricas, creando una trama que perfectamente pudo pasar, pero que no fue así en la realidad. En ese sentido me ha recordado inmensamente a los trabajos de mi adorado y admirado Alejandro Dumas, y a su célebre frase "La historia es un clavo sobre el que cuelgo mis historias”. al igual que el francés, Madox Ford compone una historia en la que usa sin pudor personajes y hechos históricamente exactos, y los une con otros ficticios, manejando ese popurri para crear una obra en la que la ficción modifica o embellece la realidad, según él considere. Así que si alguien se anima a leer este libro que quede avisado que no espere un tratado histórico, sino una novela histórica ficcionalizada.

Si hay algo que creo que tengo que destacar de esta lectura es que no he podido dejar de pensar en ella como si fuera la hermana mayor o antecesora de la célebre trilogía de Cromwell escrita por la solvente y maravillosa Hillary Mantel.Y no solo por la forma en que las dos obras presentan al personaje de Cromwell, como un ser sumamente inteligente y complejo, capaz de hacer cualquier cosa con el poder, pero firmemente convencido de que está actuando según lo que él considera mejor para Inglaterra y para el rey, siendo un carácter al que hasta sus propios enemigos no pueden evitar respetar. Entre ambas obras, insisto, hay muchos otros puntos en común, como el sentido shakesperiano de sus diálogos y de sus personajes, que superan lo meramente anecdótico o simple, para presentarse como seres muy complejos, finamente definidos y llenos de claroscuros. La corte de Enrique es un lugar peligroso y sombrío pese a su aparente belleza estética, escenario de un juego de tronos en el que las traiciones y las conspiraciones están a la orden del día y en la que no se puede confiar en nada y en nadie. Y eso se nota a medida que va sucediéndose la obra, especialmente en el ultimo cuarto del tercer libro, cuando la atmósfera se va volviendo más pesada y la sensación de caída y peligro se va agudizando.

El foco que más cambia con la realidad es la propia Catalina Howard. En la novela se nos presenta como una joven intelectual, amante y conocedora de los autores clásicos, compasiva , inteligente y dueña de sí misma. Y trágica y totalmente comprometida con el resurgimiento de la antigua fe (el catolicismo)en una Inglaterra ferozmente dividida tras la aparición del anglicanismo en la isla de la mano del propio Enrique, como bien sabido es. Nuestra protagonista es una heroína trágica de pies a cabeza, condenada por sus férreos principios, su inteligencia y su belleza, y destinada a ser el objeto de todo tipo de conspiraciones por parte de uno u otro bando.

Nada más lejos que la auténtica Catalina Howard. Si hay algo vital para entender este vídeo libro es diferenciar entre la Catalina ficticia y la original. Una original por la que reconozco que siempre he sentido cierta debilidad por esta reina de entre de todas las esposas de Enrique VIII.

Porque siendo apenas una adolescente capto la atención de un rey 40 años mayor que ella, gordo y gotoso, con una herida terrible en la pierna que hacía que su humor fuera imprevisible, y que se había divorciado una vez, habia mandado decapitar a una de sus esposas y no dudo en volver a divorciarse de otra para poder casarse con la propia Catalina, la cual tendría entre 17 o 20 años en el momento de la boda. Para , apenas dieciocho meses después, ser decapitada cuando le fuera imputado el delito de adulterio con un noble (ese primo Culpepper que en la novela se nos presenta como un patan enfermizo y borracho, pero ciegamente enamorado de ella) y al descubrirse que presumiblemente antes de casarse mantuvo relaciones sexuales con otros dos hombres bastante más mayores que ella, llegando a tener con uno de ellos un precontrato (para quienes no lo sepan: en la época Tudor, un un precontrato era prácticamente como un matrimonio legítimo, y más si era seguido de la debida consumación de la relación)

A esta Catalina real y humana, a diferencia de su alter ego novelístico, las intrigas religiosas o políticas no le podían interesar menos, y lo intelectual ya ni te digo. Solo era una chica que de la noche a la mañana se encontró aupada a lo más alto del poder, después de una vida como una de las hijas más jóvenes de un noble con más vastagos y linaje que posibilidades económicas. de ahí que acabase al cuidado de una familiar que no debió prestarle mucha atención durante su infancia, vistos los presuntos deslices que cometió en su juventud antes de llegar a la corte Tudor. Resulta chocante si lees el libro, pero la autentica Catalina era risueña e inocente hasta lo absurdo, casi lo único que le interesaba era tener trajes bonitos, cantar y bailar. Básicamente, la muchacha no era ninguna maquina de conspiraciones políticas o religiosas, pero tampoco es que quisiese hacerle ningún daño a nadie y, posiblemente, no le fue infiel a su regio esposo. La pretendida relación sexual con Culpepper, según algún que otro historiador, no paso de lo meramente platonico. de hecho, la principal prueba que se encontró para imputarla fue una carta que la joven le escribió a su supuesto amante. Resulta enternecedor, primero por la execrable ortografía de la muchacha (no era tan culta como nos la presentan el libro, no. Pero también os digo una cosa: para la época bastante era que sabía escribir con cierta soltura. Así que eso que nos dicen en la novela de que leía y escribía latín y griego maravillosamente, y de que tenía tanta iniciativa como para aprender por su cuenta alemán y practicarlo una hora al día, iros olvidándoos. Bastante tenía la muchacha con escribir medianamente decente su idioma natal. y segundo, por la dependencia emocional y afectiva que demuestra para con Culpepper.

Más que la prueba definitiva de un adulterio, creo que podemos verla como la prueba definitiva de una adolescente que, por primera vez en su vida, podía pasárselo realmente bien, y a la que le faltaban tablas, experiencia e inteligencia para enfrentarse al tablero político y a las intrigas cortesanas en las que los hombres que la rodeaban la metieron egoístamente de cabeza. Y también, le falto alguien que se preocupase realmente por ella y la cuidase. Y que queréis que os diga, puedo empatizar mil veces más con esta Catalina que con la protagonista de la novela que nos ocupa. Es cierto que se trata de un personaje que, desde el primer momento, el lector es plenamente consciente que está por encima del resto de personajes que la acompañarán en la crónica de su auge y caída. desde el primer momento hay algo de mártir en ella, como si ya desde su primera aparición estuviera condenado a ser una de esas santas que mártires que tanto quiere que vuelvan a ser veneradas en su Inglaterra natal. Y con ello podría ser una protagonista que no resultase empática o no cayera bien al lector. Y algo de ello hay, para que mentir. A veces resulta demasiado perfecta y demasiado pesada con lo de llevar a Inglaterra al redil de Roma de nuevo, haciéndose difícil tragarla. Pero a la vez, veo que uno de los grandes puntos fuertes de esta lectura es la manera en que el autor sabe como humanizarla de manera convincente. Es cierto que esta Catalina es increíblemente culta para su edad, tiene una elegancia y una majestad innata, es preciosa, y la mayoría de hombres que la conocen o quieren destruirla o la aman apasionadamente. Pero no por ello deja de tener ciertos defectos, ya que no es ajena al orgullo que le supone su gran inteligencia y la posibilidad de poder ser reina y llevar a su país por lo que ella considera “el buen camino”; ademas peca de ser demasiado ingenua, recta y terca. Y al final, “ La Quinta Reina” no deja de ser la epopeya de una joven que es moral e intelectualmente superior a todo cuantos la rodean, marcada por sus convicciones y su amor por los clásicos …y por Enrique VIII. Unas pasiones que al final no serán correspondidas. El gran drama de la Kat Howard de Ford Madox Ford no es que Inglaterra no vaya nunca a volver a ser católica. Es que la realidad en la que vive y la persona a la que ama desmesuradamente acaban por decepcionarla totalmente, hastiandola e, incluso, asqueandola. Varios personajes, le dicen a lo largo de los tres libros que ella no ha nacido para la época en la que le ha tocado vivir. Y tienen toda la razón del mundo. Es demasiado bondadosa, demasiado sensible y demasiado idealista para soportar la forma en que, desde que pone el pie por primera vez en palacio, acaba envuelta en una serie de intrigas que no dejarán de ir creciendo a lo largo de las tres novelas. Y todo para que al final todos cuando la rodean acaben por decepcionarla, especialmente un Enrique débil y egoísta que, pese a todas sus promesas y buenas intenciones, al final se descompone a si mismo al quedar claro que es el peor y más implacable intrigador de todos .

Maddox Ford ha compuesto una historia muy creíble mezclando realidad con ficción, en la que destaca su contexto histórico, su sentido de la narrativa y la atmosfera de tensión y peligro con la que logra recrear una corte Tudor plagada de intrigas, conspiraciones y luchas enconadas por la religión y el poder. La recreación histórica es excelente en cuanto a datos e información de la época, económica, política y socialmente. Y todo lográndose trasladar al lector a la situación de inestabilidad y cambios en la que estaba sumida el reino con la llegada del anglicanismo a sus fronteras. El autor sabe cómo hacer que el lector sienta en propia carne los disturbios que supuso este cambio, la manera en que trajo guerras internas, disputas religiosas y grandes problemas a nivel internacional. Situaciones que muchas veces podemos olvidar del reinado de Enrique VIII, ya que la gente suele quedarse con las leyendas historias en torno a sus seis matrimonios.

Como narrador su pluma me ha parecido muy elegante, llena de más vericuetos de lo que puede parecer a simple vista con una sola lectura. de todas formas, tengo que decir que se nota mucho que esta trilogía es hija de su tiempo. En muchas ocasiones sus personajes y sus situaciones me han resultado excesivamente dramáticos, las motivaciones de los personajes me han parecido bastante simplistas muchas veces, y hay situaciones que me han parecido que se cerraban de una forma muy poco realista, más enfocadas en impactar al lector o en hacerles sufrir que en que los personajes resultaron sensatos o mínimamente realistas. de todas formas, para mí ha habido dos grandes problemas con esta lectura que han impedido que sea redonda: Por un lado, creo que ha sido terriblemente arrítmica, en el sentido que se mezclaban escenas muy interesantes e intensas, o en las que pasaban muchas cosas, con otras en las cuales los personajes se dedicaban simplemente hablar o a conspirar, que revelaban mucho de sus motivaciones y personalidades, si, pero que ralentizaban mucho la trama e impedían que está realmente avanzase o se le sacase todo el jugo posible. Algo terrible en una historia bastante pausada, en la que no pasan grandes cosas. Es decir, en muchas ocasiones notaba que se hablaba demasiado y se hacía poquita cosa, por lo cual muchas veces me ha resultado una lectura un tanto pesada. Y lo segundo que más me ha desagradado, creo que ha sido que, a grandes rasgos, me ha quedado una sensación amarga al cerrar esta novela, en el sentido de que sentido que ha sido un poco viaje a ninguna parte. No sé si esto se debe a que yo ya conocía como iba a ser el final de la historia de antemano, pero no he notado nada que me haya sorprendido realmente, ni he percibido que Ford Maddox usé la ficción novelística para mejorar significativamente la realidad o hacerla más interesante. de hecho, ese último diálogo entre Catalina y Enrique con el que se cierra la historia me ha parecido una autentica maravilla (tengo que decir, que en general, las últimas escenas de cada uno de los tres libros me ha parecido lo más destacable de la lectura) en cuanto a como el autor plasma una sensación de final de ciclo amarga y contundente, que deja al lector con una sensación de compasión por Catalina indescriptible. Y todo, para que inmediatamente, en un breve párrafo, se nos informe del previsible y trágico final de la Reina. Echo en falta que se hubiera ahondado más en su cautiverio y ejecución. Así me queda la sensación de un final un tanto precipitado, por más impactante que haya sido esa escena final entre los dos cónyuges.

Al principio de la reseña os he mencionado el musical de “Six”. Tengo que admitir que quizás uno de los motivos por los que sienta tanta debilidad por Catalina Howard es porque una de mis canciones favoritas de la obra es la que está dedicada a esta reina, "All You Wanna Do" . En ella se nos presenta a Catalina como víctima de abusos sexuales por parte de cada uno de las cuatro hombres que marcaron su vida, con el consiguiente trauma que esto generó en ella. Mientras leía “La Quinta Reina” no podía dejar de pensar en esta canción, y no solo por motivos obvios: si hay algo que me ha gustado mucho de la escritura de Ford Maddox Ford es la manera tan avanzada en que reivindica el papel de la mujer en una sociedad cerrada, llena de prejuicios de todo tipo, y obtusamente patriarcal. Una sociedad de la que Catalina Howard (auténtica, ficticia ¿qué más dará?) fue una de tantas víctimas, ya fuera como objeto de deseo y abuso por parte de los hombres, ya sea porque sus principios y su propia fuerza la hicieran tener una muerte ignominiosa ante el verdugo. Las dos Catalinas, la de Ford Maddox Ford y la joven que existió en realidad (bueno tres si se cuenta la del musical), al final pagaron un gran precio por los deseos y la avaricia de los hombres que la rodean. Y creo que eso es lo que más me ha dado de pensar de toda esta lectura.



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