Heredera de fuego. Trono de Cristal III

Heredera de fuego es el tercer tomo de la saga Trono de cristal, de Sarah J. Maas. Es el que más rápido he leído de todos, y, al igual que sus predecesores, me ha gustado mucho.

Los aires del continente traen el olor de una guerra próxima y todos se están preparando. Veremos nuevas alianzas, algunas de ellas prácticamente mortales; búsqueda de información; traiciones; secretos; desconfianzas... Ambos bandos letales llegado el momento.

Contamos con una narración en tercera persona, como en los libros anteriores, pero en este caso no se centra solo en Celaena. Tenemos tres tramas diferentes que convergen en una: Celaena en Wendlyn; Chaol y Dorian en el Palacio de cristal de Adarlan; y un personaje (semi) nuevo del que había oído hablar (y que ya tenía yo ganas de conocer) situado en otro punto de Erilea.

A lo largo de las dos primeras partes de la saga y del libro de relatos se habla de magia y de criaturas que existieron tiempo atrás, cuando el rey de Adarlan todavía no la había extinguido ni masacrado a sus portadores. Pero hasta ahora apenas habíamos podido leer alguna escena relacionada con ella (mención especial a Baba Piernas Amarillas). Y parece que la autora se lo estaba guardando todo para este tercer tomo: feéricos, hadas, brujas, guivernos, criaturas salidas de otros mundos, literalmente, magia, poder, juramentos de sangre...

Los secundarios, aunque tengan breves apariciones, me han ganado, sobre todo Emrys, Luca y Asterin. Reconozco que he temido por sus vidas... y que todavía no están a salvo.

En este libro no hay amor romántico, no en una trama principal, al menos. Aunque intuyo que en el siguiente libro sí lo habrá. Lo que sí tenemos es amistad, lealtad y amor fraternal. En medio de todo el caos y los preparativos de guerra, esos momentos dan luz a la historia.

Me ha faltado un mapa de Wendlyn. En la trama de Celaena conocemos ese continentes a través de sus ojos, y no son pocos los momentos de descripción en los que me hubiera encantado poder situarme en un mapa, como el que hay de las tierras conquistadas por Adarlan.

Como suele ser habitual en los libros de esta saga (y de la autora), ocurren muchas cosas en los últimos capítulos; algunos desenlaces, algunos momentos que abren nuevas tramas. Este final en concreto me ha dejado con ganas de más, pero creo que es un buen cierre para esta parte de la historia, que ha acabado cuando tenía que acabar.