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"Cuatro largos meses nos separan todavía del año de la Bestia [...]". Aquí comienza todo. Es el año 1665 y se dice, se cuenta, que 1666 será el año del fin, de la oscuridad. Y la clave de este acontecimiento tan terrible la tiene un libro que se llama, popularmente, El centésimo nombre. Baldassare, el protagonista, descendiente de una línea de aventureros genoveses, regenta una tienda de antigüedades en la ciudad libanesa de Giveleto, la actual Biblos, entre las que también figuran los libros. Y El centésimo nombre se convierte en la causa de su periplo y de que se recorra medio mundo, acompañado de sus sobrinos, un perla y un iluminado que cree en ese fin por encima de todas las cosas. Baldassare es un señor que al principio me genera simpatía, y no deja de ser educado, tierno y cordial en toda la novela, pero no he empatizado nada con él porque todo en él, en mi opinión, está lleno de malas y erróneas decisiones, lo cual le lleva a meterse en unos marrones tremendos. La novela inicialmente me enganchó, pero más tarde se me hizo muy lenta, creo que porque se estanca en un tema al que se le da demasiada relevancia, que no voy a contar, pero que hace que la historia se desvíe de su tema central, que luego retoma y que volvió a hacer la novela interesante y rápida, con ciertos ramalazos de vez en cuando. De las cuatro estrellas que le he dado, la situaría en el rango menor de esa cuarta estrella; pero, en general sí recomiendo esta lectura, sobre todo porque el autor, su estilo y su forma de escribir, lo merecen. |
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