Silvia se queda sin trabajo y sin novio el mismo día en que la casualidad hace que conozca a Drew Evans en una fiesta a la que acude con Asher, su mejor amigo. Gracias a Asher, Silvia consigue un trabajo en una afamada empresa, pero la alegría le dura poco cuando descubre que su ex trabaja a escasos pasos de su despacho, y que además su jefe, un ogro al que las secretarias le duran un cuarto de hora escaso, no es otro que Drew Evans. Y entonces se le ocurre un plan. Vengarse de su ex dándole celos con su jefe. ¿Que podría salir mal? Exacto. Todo. A pesar de que la historia tiene varias de las premisas quizá más vistas y socorridas en otras novelas, y por supuesto uno de los clichés por excelencia (y mi favorito) y que para alguien acostumbrado a este género puede ser bastante previsible, me ha tenido completamente enganchada de principio a fin. Silvia es auténtica, natural y divertida, y en otras circunstancias, sería la mujer ideal de Drew, alguien que se ha prometido no mezclar su vida personal personal con la profesional, porque ya lo hizo una vez y le salió rana, y digo rana por no decir víbora. Porque ¿que sería de estas historias si no tuviesemos una bruja mala a la que odiar muy fuerte? Hay mentiras, rumores, situaciones hilarantes, secretos, intriga, amor, amistad pero sobre todo ¡aquí hay tema! Ha sido la primera novela que leo de la autora y os puedo asegurar que no será la última. Ha sido todo un descubrimiento. |