No es necesario ser gallego para tener morriña de Galicia. En realidad de todo el norte, diría yo; pero hoy toca hablar de esa tierra que fue considerada el fin de lo conocido y de la que aún queda mucho por descubrir. Galicia es morriña y es magia. Es leyenda en las que basar una realidad que no se puede contar: hay que vivirla. Porque ELLA es verde, es inmensa (en toda la extensión de la palabra); es capaz, con una sencillez abrumadora, de imprimir belleza en la más cruda tempestad. Regresar a los lugares en los que uno fue feliz debería ser nuestro mayor anhelo. Encontrar allí, tanto tiempo después, mucho más de lo que imaginamos, nos debería impulsar a volver una y otra vez. Redescubrir la raíz y cuidarla para que florezca de nuevo. Entender que, cada paso que damos, nos acerca un poco más al sitio que nos hizo como somos; a la cuna que no nos dejará caer. |