Los ecos de la mente

El éxito y la villanía
Sigrid Ingersson ha inventado una máquina que revolucionará el mundo desde sus cimientos. Con ella podremos intercambiar inteligencia por dinero, añadiendo un bien más a la transacción comercial. Ahora bien, este intercambio no es libre, Sigrid se ha encargado muy bien de blindarlo legalmente y de procurar que sea seguro para todo el mundo. Eso sí, ha procurado, pero no lo ha conseguido, como descubre Elisa Pluga, una investigadora de la policía de Barcelona que tiene que investigar ciertos cadáveres relacionados con el invento.
Y como podemos atisbar por este breve resumen, encontraremos que la historia se centrará en la narración desde tres puntos de vista: el de la creadora de la máquina (Sigrid); el de la investigadora que intenta detener la situación (Elisa) y el punto de vista del villano. En pocas ocasiones, aunque ahora cada vez más, encontramos no solo la narración de lo que hace el antagonista, sino también la narración de lo que siente, de qué es lo que le lleva a hacer lo que hace. En este caso doy puntos a Fernando por ello, ya que consigue que, a pesar de todo, tengamos algo de consideración por él.
Además, a través de este multiperspectivismo se presentan, también, los sentimientos y actitudes que serán en los que se ahonden en la novela: el éxito y el arrepentimiento, el camino de la derrota a la convicción, del control a la adicción. Cada personaje irá de uno a otro a extremo dentro de estos pares, y lo mejor es que el autor conseguirá que los comprendamos.
Sistematizando de nuevo
Por su parte, el planteamiento, que incluso me atrevería a decir que hace cierta crítica, resulta muy interesante, ya que en él veremos cómo se realiza la reasignación al sistema financiero que terminará imperando en la novela. Lo que importará en este mundo, casi por encima de todo, será el dinero, aunque realmente debemos decir que el centro será el concepto de lo comerciable, y la capacidad de generar ese dinero, en este caso concretada mediante la venta de inteligencia. En nuestra sociedad, podríamos decir que ambas cosas son fundamentales, aunque creo que se da más reconocimiento al intelecto en la obra, nunca se es el más listo ni el más rico. Quien vende consigue subsistir, quien compra… Esto más bien tendréis que descubrirlo.
Lo curioso de la novela es que el quid de la trama no viene en sí por este intercambio, como podríamos pensar, sino en su legalidad y casi moralidad. No es que nos vaya a hacer una novela sobre ética, pero sí que Fernando ahondará en la clandestinidad y el delito en torno a este nuevo intento creado por Sigrid y perseguido por Elisa y Bruno.
El uso ilícito de la máquina, lo que se pierde y se gana con ella, e incluso, el recuerdo y la memoria de los que ya no están con nosotros serán cuestiones a tratar que nos harán plantearnos qué haríamos sí.
Dejarse ir y descubrir
Más allá de esto, los personajes de Fernando vuelven a ser unos personajes con una personalidad arrolladora. Estos se van conformando no solo en lo que nos relata el narrador, sino también a través de sus actos y las cosas que les suceden. Estas los completan. Por eso el lector quiere continuar y conocer todo lo que está por venir.
Por otro lado, a nivel de estilo, como acostumbra en sus novelas, nos ofrece una narración muy fluida y concatenada, que no tropieza en excesos ni accesorios. Así, su lectura se hace amena y nos deja todo el espacio del mundo para engancharnos a la trama de investigación.
Investiga y disfruta
De todo modos, a parte de esa parte de ciencia ficción y reflexión, a lo que nos invita la novela es a que queramos adivinar quién es y por qué lo hace el asesino antes de que lo haga Elisa. Nos invita a que pensemos qué ha hecho Sigrid, jugando un poco con la culpa del creador por lo creado. Pero sobre todo, nos invita a disfrutar de una muy buena historia y bien escrita, que, oye, eso no se da siempre. Espero que os animéis con ella.

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