El Yermo

Llauguer sin duda tiene un don para introducir al lector en su obra, desarrollando a sus personajes de manera magistral, acercándonos a sus emociones para luego hacerles pasar por mil penurias y vicisitudes, haciéndonos sufrir un poquito por ellos. Desde su anterior novela hasta esta he sentido que el estilo en la narración ha mejorado considerablemente aunque tan solo puede ser que esta me haya gustado más. Su destreza a la hora de ambientarnos y describirnos determinados momentos me impactaron, ya que es capaz de describir una cueva como la peor de las pesadillas. La trama se desarrolla de tal manera que nunca sabes lo que va a suceder, sorprendiendo al lector con cada vuelta que le da a la historia. Desde luego hoy he acertado con la elección de mi lectura y es sin duda perfecta para disfrutar de un imaginativo apocalipsis.

En este caso la devastación es ocasionada por la irracionalidad de los propios hombres aniquilando la vida durante una guerra nuclear. Nos encontramos en un mundo en el que las cenizas de una antigua cultura viajan con el viento en un cielo plomizo y gris donde no se está permitido distraerse, porque eso supondría la muerte.

La historia que nos propone Llauguer no es que destaque por una descripción minuciosa y macabra de los hechos, que también los hay, sino más bien por lo que acontece en la misma, las motivaciones de las personas y de lo que son capaces de hacer, ya no solo por sobrevivir sino por la degeneración del ser humano en situaciones extremas que les han privado de su capa de civilización.
Y entre todos ellos destaca Adam y su hermano, criados en absoluta soledad por su padre hasta que desapareció sin dejar rastro, no permitiendo que el contacto con la maldad extrema los corrompiera, permaneciendo en cierto modo inocentes y con grandes ideales, y será con la vida de estos chicos con la que avanzaremos a través de las páginas sin despegarnos de ellas temiendo perdernos entre tantas aventuras que van aconteciendo, ya que no hay respiro en esta novela, hasta que no se llega al final.
Y por supuesto, y el que avisa no es traidor, el lector se encontrará con algún que otro momento que les pondrán los pelos de punta ya que el escritor recrea momentos sangrientos de manera tan fiel y adecuada que nos revuelve un pelín las tripas, aunque en realidad y como dije anteriormente, son las menos ya que lo que prima son las emociones y la intriga constante.


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