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Gracia necesita abandonar la ciudad. Después de una vida traumática, esta enfermera ahora está al cargo ahora de Estela -una sobrina que no conoce y que ha aparecido de manera inesperada- y de camino a Tiebana, un paraíso en el monte que está esperando por ellas con los brazos abiertos. Lo único que tiene que hacer es cuidar, como lleva haciendo los últimos años de su vida, de una anciana que está postrada en la cama, dueña de un viejo caserío rodeado de árboles y aire fresco que es justo lo que estaba buscando. Pero como pasa en toda historia de terror que se precie, nada es lo que parece. El ama de llaves del Pazo Inanis las trata como de la familia, e incluso se dan cuenta de que todo el pueblo le tiene cierto… ¿respeto? ¿miedo? Pronto empiezan a sospechar sobre las jerarquías sociales del lugar, Estela no consigue entender comportamientos de los niños en el colegio, hay ciertos elementos que tienen en casa que les da un misticismo especial, o la sensación como que simplemente algo pasa y no se lo quieren contar. En Tiebana se enreda lo tangible y lo intangible. La vida y la muerte. La esperanza. Creencias y fe. ¿El destino se puede burlar? ¿El alma se puede atrapar? Creo que queda claro lo mucho me ha gustado: pasajes que ponen la piel de gallina (de esos que si fuese una peli te esconderías detrás de un cojín), un misterio creciente, protagonistas que se complementan a la perfección y que sientes el miedo que llegan a sentir ellas, el egoísmo ante lo inevitable de la muerte… ¡venga! atreveos a traspasar las puertas de Pazo Inanis,, |
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