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He disfrutado tantísimo de este libro que no sé ni por dónde empezar. Una historia perfectamente hilada. Un lienzo en el que nos encontramos hermosas pinceladas que contrastan con el tono turbio y perturbador. Una visión de la muerte de lo más original. Una ambientación muy bien lograda. Unos personajes tan bien construidos que se sienten reales, destacando entre ellos Estela, quien, a pesar de su importancia en el desarrollo de la trama, no deja de ser una niña y así nos lo recuerda su comportamiento y su visión del mundo. Son muchos los aspectos positivos que podría destacar de este libro, pero me quiero centrar en el batiburrillo de sensaciones que logra despertar en el lector. Y es que, durante la lectura, te acompaña una sensación constante de tensión, intriga e inseguridad. La historia te envuelve y te atrapa, y de repente te encuentras con los nervios a flor de piel, leyendo con avidez deseando desentrañar los misterios ocultos, pero al mismo tiempo, con miedo por lo que te puedas encontrar. Hasta desembocar en un final que, ¡menudo final! Una obra en la que se entrelazan en su justa medida el misterio, la realidad y la magia, y que no puedo hacer otra cosa más que recomendar. Es una lectura muy especial, que esconde importantes reflexiones y con una trama tan bien construida que, cuando empiezas a leer, no puedes parar. Y si dudáis porque el terror no va con vosotros, no temáis. Es una obra que tira más hacia el suspense y lo paranormal de manera que, a pesar del aura oscura que tinta sus páginas, no tiene escenas excesivamente crudas. |
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